lunes, octubre 31, 2005

Ahora ya no están en la calle

Escrito por:
Renato Cisneros
Diario El Comercio
.
En las calles marchamos, pero también discrepamos. Al final primaron las coincidencias. Nosotros vivimos coyunturas muy complicadas, y participamos del tránsito a la democracia.


CRÓNICA CAMBIO DE CARA

Era junio del 97, pero ellos lo vivían como Mayo del 68, en París. Hastiados de ser solo indignados televidentes de la autocracia de Alberto Fujimori, los universitarios invadieron las calles de Lima para marchar contra el abusivo régimen. El ímpetu de su edad y la peregrina intuición de estar haciendo historia los llevó a recorrer avenidas, en una osada aventura por recuperar la democracia. Claro que no todos los aplaudían con la misma convicción.

Desde las acrisoladas terrazas de la gente acomodada, por ejemplo, la protesta de los jóvenes se veía como un gesto apenas simbólico: cívico y espontáneo, sí, pero absolutamente intrascendente, incapaz de incomodar a ese bloque de poder que después bautizaríamos como mafia fujimontesinista.Los chicos se pintaban de blanco, componían originales arengas, pero las clases dirigentes no los tomaban en cuenta. Las fuerzas políticas de oposición incluían a los jóvenes para decorar sus diatribas contra el régimen y el fraude electoral del 2000, pero los limitaban a la vulgar tarea de pegar afiches en los muros y repartir volantes. ¡Vaya manera de incorporarlos a la escena!
.
AHORA VENGO YO
.
Han pasado ocho años de aquella gesta callejera y --aunque varios de esos universitarios desaliñados se desarticularon y dispersaron en el laberinto de sus propios proyectos-- hay otros que, a su manera, siguen peleando por la legítima utopía que supone mejorar el país.
Ese es el caso puntual de la gente de Foro Generacional, un espacio que reúne a diferentes nuevos líderes que --aunque forman parte de los clásicos partidos-- están harto preocupados por el devenir político.Desde el 2000, más de treinta jóvenes --entre los 25 y 40 años-- se reúnen para crear una plataforma que les permita modificar la forma de hacer política en el Perú.
Cada uno tiene su propia ideología, pero todos están convencidos de que es necesario otro tipo de gestión pública. "Después de la Marcha de los Cuatro Suyos empezamos a reunirnos con agenda abierta para continuar lo que habíamos empezado", cuenta Federico Tong, coordinador general del foro.Pero este movimiento no se sostiene por la simple voluntad democrática de sus integrantes.
Actores fundamentales en su constitución son el Instituto Demócrata y el Instituto Republicano, así como la fundación social-cristiana Konrad Adenauer, entidades que --conscientes de la necesidad de una renovación con gente joven-- patrocinan las actividades del Foro Generacional. "Queremos imponer a largo plazo nuevas reglas de juego para hacer política", dicen.
Hasta ahí todo muy bonito. Pero ¿por qué creerles? ¿por qué confiar en su rollo entusiasta y prometedor? Ellos responden a esa suspicacia apuntando que los avalan sus trayectorias profesionales y que no tendrían ningún problema en exhibir sus hojas de vida, amén de sus secretos bancarios. Esa promesa de transparencia podría ser suficiente, pero también los políticos más tradicionales juran que no hay basura bajo sus alfombras.
Sin embargo, el foro tiene claro un aspecto que sí sería un matiz de diferenciación: "No estamos apostando a lo joven por lo joven, porque eso no es necesariamente renovador. Creemos en una alianza intergeneracional, porque aún hay políticos mayores que son referentes".
Esa postura es clave para entender el espíritu de su cruzada. Ellos no pretenden ser parricidas, ni estructurar una suerte de improductivo borrón y cuenta nueva, sino tomar lo mejor de lo actual (¿hay?) y sazonarlo con su combo de ideas nuevas, muchas de ellas atravesadas por la lógica de la tecnología, y la mecánica de la interacción y la globalización. "La política en el Perú ha sido caudillista, intolerante, dogmática y sectaria. Nuestro perfil postula liderazgos eficientes que participen en competencias pero sin enfrentamiento", sostienen.
.
CINCO TENEDORES
.
La semana pasada nos reunimos con cinco miembros del foro en la calle Capón. Todos menores de 36 años. Era curioso verlos tan campechanamente juntos. Uno era del Apra, otro del PPC, otro de Perú Posible, otro del Movimiento Nueva Izquierda y otro del Partido por la Democracia Social (PDS), pero todos comían del mismo plato y mantenían una nada sobreactuada cordialidad. Una imagen que contrasta de cabo a rabo con la típica militancia de bancadas.
"Aquí podemos conversar abiertamente, sin entrar en peleas ideológicas. Nuestra propuesta exige políticas de 20 o 30 años, porque si Flores, García o Paniagua se endeudan en los próximos cinco años, los que vamos a pagar somos nosotros y nuestros hijos", subraya Miguel del Castillo, secretario nacional de Informática del Partido Aprista. Uno podría pensar que él está empapado de los típicos clichés del aprismo, pero en su testimonio se respira un (imaginamos auténtico) deseo de cambio. "Queremos evitar los Pacheco, los Torres Ccalla, los Víctor Valdez, los congresistas que meten familiares a sus planillas. No vamos a dejar que se nos pase esta gran oportunidad".
Pepecista de alma, Mónica Saravia es casi tan elocuente como Lourdes Flores, pero tiene mejor sentido del humor. Mónica escucha a Miguel y añade: "Sabemos que imitando al Congreso actual no vamos a llegar a ningún lado. Queremos mirar el Perú con una visión de futuro".
Igual piensa Roberto Rojas, que salió de la Universidad San Martín y acabó recalando en las filas medio destartaladas de Perú Posible. "Aquí tenemos una coincidencia en el tema de los valores y la apuesta por una política blanca. A mí me encantaría, por ejemplo, que Mónica Saravia entrara al Congreso por el PPC", comenta, ilustrando esa peculiar lealtad que se tienen los miembros de Foro Generacional.
Roberto le cede la posta a Yomar Meléndez, militante de la izquierda pero cuyas reflexiones no tienen el eco rancio de otros zurdos. "Es cierto que, por lo general, al joven se lo ve como un político amateur, pero también es verdad que en algunas juventudes ese papel se ha asumido como una forma de actuación. Y ese es un error", explica.
El último de la mesa es Dimitri Senmache, ex asesor de los ministros Gino Costa y Fernando Rospigliosi y miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PDS.Dimitri piensa que el foro es un espacio en el que vibra "la necesidad de forjar una identidad como nación" y donde el nivel profesional funciona como un blindaje ante la corrupción.
Los cinco terminaron de almorzar y se despidieron con cariño. Antes de irse puntualizaron que no pretendían ostentar una pomposa representación de la juventud. También, de taquito, criticaron el individualismo de Martín del Pomar (ex figura de las marchas antifujimoristas y hoy alcalde de Barranco), y anunciaron el próximo lanzamiento oficial del Foro Generacional.
Digamos que la suya es una propuesta que ciertamente llama la atención. Una fórmula que suena misteriosamente plural, pero de la cual sería prematuro desconfiar. Que se aparezcan públicamente en tiempo electoral invita a la sospecha, pero, vamos, démosle a este foro el beneficio del tiempo.
Hace ocho años estos jóvenes la rompieron en las calles. Pelearon y defendieron lo que les parecía justo. Ojalá que en la resbaladiza arena política reproduzcan ese mismo espíritu de lucha, y que lo hagan en nombre de la dictadura que se tumbaron y de la democracia que ayudaron a recuperar.
Los jóvenes que marcharon contra la dictadura desde 1997 ahora coinciden en el Foro Generacional, un espacio que busca acabar con la política mediocre e ineficaz
.
Artículo publicado el domingo 30 de octubre de 2005
Sección A - Política - página 11
Diario El Comercio - Perú
.
Nota: Aparecen en la foto, de izquierda a derecha, de pié: Vicente Sánchez, Dimitri Senmache, Roberto Ramos, Reinaldo Serra, Roberto Rojas, Karina Cisneros, Miguel del Castillo, Federico Tong, Yomar Melendez, Nisin Morales, René Meza. Sentados: Omar Zambrano, Alfonso Artola, Carlos Tengan.
Fe de Erratas: En la parte referida al compañero Dimitri Senmache dice: "Miembro del Comité Ejecutivo Nacional", debe decir: "Ex Miembro del Comité Ejecutivo Nacional"
Si desea ponerse en contacto con el Foro Generacional, haga click aquí.

domingo, octubre 30, 2005

NO VENGAS A MAR DEL PLATA.

Poema de Rafael Amor.

No vengas a mi casa incubo,
con tu tenebrosa máscara sonriente,
con tu mueca mediática, diabólica
y tus hordas de basiliscos.

No vengas, títere macabro
con tu estela de azufre
a emponzoñar el aire que nos queda.
No vengas como quien toma posesión
César salchichero.
Con tu aire de hiena satisfecha
a pavonearte ante nosotros ,
con el hocico carroñero, ensangrentado.

No vengas, con tu cinismo de usurero
a revisarnos la hilachas,
a darte una vuelta por el patio trasero
a refregarnos por la jeta la infamante bandera
clavada hasta la médula en los pueblos
en los que tu pezuña estampó su huella.

No vengas, o mejor dicho, es hora que te vayas,
que vuelvas a tu madriguera,
que todos te empujemos a la jaula,
a tu lugar de bestia y que en tu encierro,
rodeado de tus alimañas, desaparezcas.

No vengas, por que todavía estamos vivos
y la última palabra aún no está dicha
y a pesar de traidores y de cómplices,
quedamos muchos de pie sobre las ruinas.

¡¡ NO VENGAS !!

martes, octubre 25, 2005

Educación: pilar y motor de todo desarrollo

Sin educación, todo esfuerzo humano es improductivo, pues no genera frutos favorables. Hoy nuestro país puede constatar, tristemente, que no existe ni ha existido una política nacional que reconozca en la educación la principal condición para el progreso. Ello se ha debido y se debe principalmente a que nuestros gobiernos han sido y son el resultado continuo de simples pugnas por el poder, viéndose a éste únicamente como el fin y no como un medio de transformación. Nuestros gobernantes han ansiado el poder tan sólo para utilizarlo en su provecho personal o de grupo, mas no del país, y mucho menos lo han dirigido a la construcción de una identidad nacional. Ello ha originado que la política gubernamental, llamada a viabilizar un Plan Nacional de Educación coherente a mediano y largo plazo, sea tan sólo un espacio para dilapidar y destruir toda propuesta dirigida a educar seria y concientemente al ciudadano.
La educación, lejos de formar ciudadanos, ha sido vista y utilizada como un producto comercial más, en un mercado que excluye a muchos niños y jóvenes. La venta de información y datos ha reemplazado al deseo de difundir y proporcionar cultura. Hoy, el bajo nivel educativo de nuestro país se ve reflejado en el escaso nivel, casi nulo, de participación ciudadana. Y como todo círculo vicioso, al no participar el ciudadano en la política nacional, al no estar conciente de que su participación es importante, no tiene el poder de cambiar su realidad, las circunstancias ni las fuentes que originan tal situación.
Hay que educar para generar la participación de la gente, la educación es la fuente primaria y real de todo concepto de libertad. Una democracia que no base su esencia en la educación no es una verdadera democracia, pues sus ciudadanos no poseerán las herramientas ni los medios para hacer que dicha democracia sea real y verdadera y no podrán impedir que ésta se convierta en una mera fórmula electoral que cumpla tan sólo con las formas y no con el fondo.
Hoy la educación es sinónimo de venta de información suelta, muchas veces irrelevante e inútil, que no permite la comprensión cabal de la realidad ni de sí mismo, que no está siquiera relacionada a nuestros procesos históricos ni está ligada entre sí.
Un ejemplo claro es el sistema educativo actual, basado en el paporreteo, en donde al estudiante se le "enseña" tan sólo a recordar fechas de eventos y obras sueltas de personajes, sin entender el porqué de estas obras, el cómo y el porqué sucedieron estos eventos. Cuando en el colegio se le enseña a un joven sobre la historia del Perú, se utiliza comúnmente el texto de Pons Muzzo, el cual no brinda ningún elemento ni datos que favorezcan el análisis crítico de la historia, pues no se explica cómo los gobiernos asumieron el poder, si fueron dictaduras o democracias, si existieron violaciones a los Derechos Humanos, si hubo corrupción o existió un Plan Nacional, es decir, en dicho texto sólo se nombran fechas y nombres. De esta forma, se le da al estudiante una visión pobre de su historia, no se genera en él ningún espíritu crítico, no se eleva el nivel político de dicha persona. Este tipo de Educación, lejos de formar pensadores y personas con capacidad de análisis, forja únicamente repetidores que no entenderán su rol en el desarrollo de una Nación.
Por ello, la educación está llamada a cambiar estructuralmente. Mejorar su nivel no implica tan sólo el aumento de recursos, una mayor partida presupuestaria, renovar la currícula, etc, sino que pasa por una decisión política de Estado real, para utilizar dicha educación como un medio para darle valor agregado a su población. Una decisión seria sobre la educación debe tener como objetivo primordial el forjar una capacidad analítica crítica, que sirva para entender nuestro pasado, utilizar los recursos del presente y preparar planes estratégicos para el futuro.
Pero, ¿se animarán los gobiernos a ello?. Esta pregunta es crucial, pues una educación de calidad genera mejores ciudadanos, con conciencia de sus deberes y dispuestos a luchar por sus derechos. Una educación de calidad es la mejor llave para abrir nuestra propia celda, es la esencia misma de la libertad. Ciudadanos concientes exigen más de sus gobiernos y sus representantes, vigilan sus intereses y se organizan para renovar sus instituciones, es decir, participan activamente de la vida política de su país.
Por ello ¿no preferirán los gobiernos dejar las cosas tal cual y mantener un sistema “educativo” que no les genere mayores problemas? La respuesta la hemos conocido ya en estos últimos 50 años. Nuestro deber por lo tanto será cambiar todo ello, impulsando la verdadera reforma nacional, impulsando una verdadera revolución en la educación que toque las fibras más sensibles de nuestro actual sistema educativo.
.
Dimitri N. Senmache Artola
Presidente de la CEDDH – Perú, Asociación Civil
Miembro el Foro Generacional
www.democracia.org.pe

miércoles, octubre 19, 2005

En torno a las elecciones del 2006

Algunas imágenes que hablan por sí solas

martes, octubre 18, 2005

Apuntes para debatir: la prohibición de la reelección y su posible influencia en la participación política de una nueva generación.

Autor:
Carlos Tengan
.
La reelección es la posibilidad de elegir nuevamente a una misma persona o cosa. En este caso, nos referimos a la reelección de representantes populares. Por tanto, al hablar de su prohibición, estamos aludiendo al impedimento de un representante para volver a ocupar el cargo público para el que fue electo inicialmente. Ahora bien, es preciso indicar que existen dos tipos de reelecciones: inmediata y mediata o diferida. Respecto a la prohibición de la reelección cabe anotar, en principio, que se puede dividir claramente el debate en tres vertientes, dependiendo del cargo en cuestión:
.
1) Presidencia de la República.
2) Congreso.
3) Otros representantes populares.
.
Rápidamente nos damos cuenta de que existen diferencias notorias en estos tres grupos. Analicemos algunos aspectos.
Por ejemplo: ¿Por qué existe relativo consenso respecto a la prohibición de la reelección presidencial y no así en lo que respecta a otros cargos?
.
Las posibles razones de la diferencia son básicamente dos:
.
1) Es el máximo cargo en un sistema de presidencialismo extremo, de premierato débil, lo que incrementa las posibilidades de que los recursos estatales se utilicen en beneficio de la reelección, sin contar las inconveniencias que genera la acumulación de poder en una sola persona (reforzamiento del caudillaje).
2) Cálculo electoral o ambiciones personales: sólo hay un presidente. Se ve como una posibilidad lejana, pues se trata de un puesto entre 27 millones de peruanos. A diferencia de los demás cargos, a los que muchos, apenas cumplidos los 25 años, sueñan en ocupar. Lo curioso es que en algunos casos el sueño envuelve incluso la posibilidad de una reelección.
Alberto Borea, líder de Fuerza Democrática y reconocido jurista, propone la prohibición absoluta de la reelección (ni inmediata ni diferida) para el caso del Presidente de la República y también se muestra a favor de la prohibición de la reelección para los casos de otros representantes, pero con la excepción de los congresistas.
Al parecer este grupo es el más protegido en razón de que “la reelección de los parlamentarios fomentaría la creación de una verdadera clase política”. Al menos ese es el pretexto. Se cree -de buena fe- que los mal llamados “padres de la Patria” son los que conformarán o serán la cabeza visible de esa nueva forma de entender la política. Eso que llaman “profesionalización de la política”.
.
Seamos crédulos (sin ser ingenuos) y veamos razones de fondo -bienintencionadas- a favor de la reelección:
.
a) Genera una relación más directa entre representantes y electores. Al tener que regresar los representantes a buscar el voto en sus lugares de origen, se produce (por interés) un incentivo para desarrollar una mejor gestión en el cargo. El contacto no se pierde después de las elecciones. Objeción principal: Al existir esta relación directa entre representantes y electores se debilitan los partidos.
Se dice que una democracia se consolida con partidos sólidos. Entonces: ¿El contacto no debiera ser entre la población y el partido votado más allá de quién sea el que personifique temporalmente esa opción? Además, si se quiere mantener ese interés por realizar una buena labor: ¿no sería mejor estudiar alternativas como la renovación por tercios al cabo de la mitad de gestión? Queda claro también que las dos cuestiones expuestas en forma de interrogante podrían encerrar una contradicción, ya que la renovación por tercios traería consigo el mismo problema del debilitamiento de los partidos como consecuencia de una más estrecha relación entre representantes y supuestos representados. Empero, por el lapso menor en que se darían estas votaciones, creemos que no se produciría la desvinculación entre representante y partido, con el adicional de que el denominado “transfuguismo” sería una de las principales faltas que se castigarían con este sistema.
b) Profesionaliza la política. Lo que se indicó líneas atrás. Esta idea nos indica que quienes acceden a un cargo público van adquiriendo experiencia y conocimientos a medida que va pasando el lustro hasta que, en la siguiente oportunidad, su labor se volverá más eficiente. Hay un problema lógico. Se han invertido las posiciones. ¿No deberían contar con la experiencia y conocimiento en la administración de la cosa pública desde antes de ser elegidos? ¿No deberían ser esos elementos requisitos indispensables para que su partido lo postule? Una pregunta más: ¿el simple hecho de haber ocupado un cargo es garantía de que se hará una mejor labor que otra persona preparada y que ha ido ascendiendo producto de una verdadera carrera política?
Este argumento de la profesionalización de la política es cierto en tanto contamos con personas que no han tenido una formación adecuada en las materias que formarán parte de su quehacer diario. Es aplicable a los referentes mediáticos o héroes deportivos que pegaron el gran salto o metieron el gol de su vida y cambiaron las pantallas por una municipalidad o el parlamento nacional. Pero, precisamente, ¿no es esto lo que se quiere evitar? Entonces, no se necesitan reelecciones, sino partidos fuertes con democracia interna donde prime la meritocracia y se fomente la construcción de carreras políticas, desterrándose de una vez por todas, las “invitaciones” y los “cursos acelerados” antes de los comicios.
En resumen, las razones para estar de acuerdo con la reelección perjudican la construcción de partidos sólidos y, por ende, debilitan aún más nuestra endeble democracia, ahondando el antropomorfismo en la política, en desmedro de las instituciones.
Por otro lado, desconoce la posibilidad de trabajar sin necesidad de ostentar un cargo público y de asesorar a la persona sustituta en los planes y programas inconclusos. Con la no reelección desterraríamos la idea del “voto endosable” o los cálculos respecto a su posibilidad, pues lo que primaría serían las instituciones y no las personas, discurso que se vería reflejado en estas formas de asesoría y colaboración.
.
Para ir concluyendo, la no reelección favorecería:
-Repetimos: el fortalecimiento de los partidos y, por tanto, despersonalización de la política, entendida en el sentido de que priman los planes, los programas, las instituciones.
-Como hipótesis: incentivaría a una nueva generación a participar en política. Ya que no se podría esgrimir el argumento: la política es cosa de viejos o de jóvenes hijos de los políticos. Es una argolla, etc.
.
Matices
.
Pese a todo lo escrito hasta aquí, la no reelección como medida inmediata es discutible, debido a que no sabemos que hay detrás, es decir, quiénes son los cuadros que reemplazarían a los representantes no reelectos.No pongamos la carreta antes que los caballos, reza esa frase que se ha convertido en lugar común. Digamos, entonces, lo siguiente: no pongamos una carreta tan pesada si contamos sólo con una mula que no nos llevará a ninguna parte.
Las interrogantes continúan sueltas: ¿cómo se incentiva a los jóvenes a participar si siguen viendo las mismas y cada vez más arrugadas caras de los políticos? Pero también: ¿cómo se transforma todo de la noche a la mañana si no se ha preparado nada para ese cambio? La renovación no debe ser entendida como un acto parricida. Está enmarcada en un proceso de mutua influencia entre gente con más experiencia y otras que desean insertarse en el sistema. En consecuencia, el cambio no se presentará a través de una ley aislada de reformas dentro de los partidos, que deben consagrar la meritocracia y la formación de verdaderas carreras políticas.
Por último, es cierto también que muchos cambios se han producido porque nos hemos visto empujados a ello. En otras palabras y queda la pregunta para el debate: ¿es indispensable la prohibición inmediata de la reelección para que, de esta forma, los partidos agilicen sus reformas internas?

Violencia y política

“Sólo la guerra fría, se está tentando de decir, nos ha enseñado lo que significa en realidad el primado de la política exterior. Ya que si ésta, o, mejor, el peligro que siempre acecha a las relaciones internacionales, son los únicos objetos relevantes de la política, entonces se ha vuelto del revés ni más ni menos que lo que decía Clausewitz, de que la guerra es la continuación de la política con otros medios, de modo que la política se convierte ahora en una continuación de la guerra y los medios de la astucia sustituyen transitoriamente a los de la violencia. Y quien podía negar que las condiciones de la carrera armamentística en que vivimos y estamos obligados a vivir, sugiere al menos que lo que dijo Kant respecto a no permitir que no ocurriera nada durante la guerra que hiciera posible más tarde la paz, se ha invertido y vivimos en una paz que no permite que suceda nada que haga imposible la guerra”

“Aunque el fin [de la guerra] sea la libertad, el sentido encerrado en la acción misma es la coacción violenta. Surge entonces aquellas paradojas que nos son tan familiares a través de la historia de las revoluciones (...) la meta es lo único que puede eliminar o al menos suavizar este conflicto mortal entre sentido y fin inherente tanto a las guerras como alas revoluciones”
Hannah Arendt (*)
* (Hannover, 1906-Nueva York, 1975) Filósofa alemana. De ascendencia judía, estudió en las universidades de Marburgo, Friburgo y Heidelberg, y en esta última obtuvo el doctorado en filosofía bajo la dirección de K. Jaspers. Con la subida de Hitler al poder (1933), se exilió en París, de donde también tuvo que huir en 1940, estableciéndose en Nueva York. En 1951 se nacionalizó estadounidense. En Los orígenes del totalitarismo (1951), su obra más reconocida, sostiene que los totalitarismos se basan en la interpretación de la ley como «ley natural», visión con la que justifican la exterminación de las clases y razas teóricamente «condenadas» por la naturaleza y la historia. Otras obras suyas son La condición humana (1958), Eichmann en Jerusalén (1963), Hombres en tiempos sombríos (1968), Sobre la violencia (1970) y La crisis de la república (1972).

La violencia política

Amiguitos del Blog CEDDH, como veo que la discusión en este último artículo está relacionada con la violencia y existen posiciones encontradas sobre la misma, permítanme colocar este post publicado en la página La Haine, que encontré muy didáctico e interesante, cosa que así animamos la discusión. Saluditos, Tania
.
Escrito por:
.
No se puede entender el problema de la violencia política sin conceptuar a la política como la organización y aplicación sistemática de determinadas relaciones de poder, como la articulación de un conjunto de medios para la consecución y la preservación de éste. La política organiza el poder, le otorga forma estatal y viabiliza un proyecto socio-económico de clase. En este marco, la violencia es parte activa de la estructura social, no es sólo un instrumento o medio de lucha, sino sobre todo un modo de conflicto.
El surgimiento de la violencia política está estrechamente vinculado al desarrollo de la propiedad privada, y es sólo en el transcurso de la consolidación histórica de ésta, que la violencia se transforma en manifestación específica de poder social. En otras palabras, posee una base material concreta y no es una constante histórica, por lo tanto es factible su desaparición en una fase superior del desarrollo humano, cuando sea eliminado todo tipo de explotación pues -como señalara Engels- "el poder, la violencia, no es más que el medio, mientras que la ventaja económica es el fin" (1).
Cuando la ventaja económica, la ganancia, deje de ser la principal motivación de la producción material, cuando el fin de la actividad económica sea la satisfacción de las necesidades del hombre, y no el mero lucro, allí se crearán las condiciones básicas para la extinción definitiva de la violencia política.
No obstante, esta posibilidad histórica se vislumbra lejana, y la violencia continúa siendo componente central de todo el sistema de dominación. De allí que la clase en el poder requiera -a todo nivel- de estructuras que le permitan organizar el control social, minimizar los riesgos de un cuestionamiento revolucionario de la sociedad, y garantizar las condiciones para la reproducción ampliada del poder y del sistema en su conjunto. En esto el Estado desempeña un rol crucial.
.
Estado y violencia política
.
El principal organizador y concentrador de la violencia estructural es el Estado, de manera que cualquier intento por legitimar y justificar la violencia ejercida por la clase en el poder, pasa por legitimar el Estado. El objetivo básico que se persigue es despolitizar, desideologizar y neutralizar el Estado, presentarlo como el sintetizador del "bien común" y garante de la "ley y el orden". Para ello es imperativo la imposición de una visión histórica de la naturaleza humana, la sociedad y elaborando, simultáneamente, conceptos abstractos de nación, interés nacional, estabilidad y paz social.
Este tipo de Estado se justificaría por el posible "caos" que devendría en la sociedad humana por el hecho de su inexistencia. Fenómeno que hace más de tres siglos ya debatían los grandes pensadores filósofos y políticos. Según esta corriente teórica -que de una u otra forma sigue vigente- la naturaleza humana es esencialmente egoísta y utilitaria, cada ser lucha por su propia subsistencia, por la satisfacción de sus propios intereses, lo que inevitablemente le lleva a la confrontación permanente con otros seres humanos. Esta situación es la que Hobbes (2) describiera como "la guerra de todos contra todos". Situación superable sólo con apego a un ente no-utilitario, a un órgano que no buscase la satisfacción de intereses particulares, sino que comunes, generales. De allí surge la noción básica y la materialización del concepto del Estado actual como el único capaz de imponer el orden en medio del "caos natural". Es decir, ser un "administrador neutro del conflicto social".
Dicha tesis amerita al menos dos consideraciones. En primer lugar, la naturaleza humana no es egoísta, ni altruista, ni agresiva ni pacífica, ni buena ni mala en si misma, sino que simplemente sintetiza el sistema de relaciones sociales prevaleciente en un momento histórico determinado. La esencia humana en abstracto no existe, esta es concreta y, por sobre todo, dinámica, cambiante, de modo que la hipótesis de una situación natural de guerra permanente solo sirve para justificar la creación y consolidación de un complejo aparato de dominación de clase como es el Estado (analícese, en un grado menor, la lucha contra la delincuencia), además de proyectar la idea de la imposibilidad de transformar el sistema o luchar por una sociedad igualitaria, puesto que el ser humano sería individualista y egoísta en esencia y jamás podría cambiar.
En segundo lugar, es necesario puntualizar que el Estado no es un ente que esté por sobre las clases y la sociedad. Ninguna institución es neutra o poseedora de poder propio, más bien expresa poder social de clase. Es por ello que conceptos y prácticas tales como orden, legalidad, estabilidad, paz social, civilismo, etc., son de carácter tan determinado; la sociedad virtual no existe, ni ha existido, solo existe la sociedad históricamente concreta, de manera que el orden y la estabilidad que se defiende hoy, es el orden y la estabilidad del neoliberalismo. El Estado no es ningún sintetizador del bien común y del interés de un país, sino que de violencia política y, por consiguiente, de poder de un sector de la sociedad sobre otro.
.
La dimensión ideológica de la violencia
.
Históricamente a través de diversos medios de socialización -la estructura educacional, los medios de comunicación, entre otros-, la clase dominante ha ido configurando un sistema de valores, normas, conceptos y categorías tendientes a justificar su dominio: su preponderancia monopólica a regir los destinos de la humanidad, sus instancias de organización y la vida de los individuos. Medios entre los cuales la autentificación del uso de la violencia en sus diferentes formas por parte del Estado, su institucionalidad, sus fuerzas armadas y policiales, han sido una constante.
Esta manipulación ideológica se ha sostenido en tres ejes esenciales:
a) Ocultar la violencia estructural propiamente tal. b) Legitimar la represión institucional. c) Deslegitimar toda violencia social contra el sistema.
La violencia es inherente a una estructura social injusta, a un orden social basado en la explotación del trabajo por el capital, en la exclusión y marginación económica, social y cultural de vastos sectores de la sociedad. De hecho la violencia no se reduce únicamente a su manifestación más ostensible, a su forma represiva. Esta última es sólo una vía que permite mantener maniobrando y desarrollándose a la violencia estructural en su conjunto, al capitalismo. Es por ello que Marx y Engels señalaron la existencia de un virtual estado de guerra entre patrones y trabajadores (3), en otras palabras, criticaban la influencia de la violencia económica y de cómo ésta se reproduce a través de todo el sistema consolidándose como violencia estructural.
Mas este modo de abordar el problema no es prerrogativa exclusiva de los clásicos del Marxismo, también -y básicamente a partir de la encíclica Populorum Progressio- la Iglesia Católica, en particular el Movimiento de la Teología de la Liberación, manifestó sin ambigüedad, que "la violencia originaria, raíz y principio de todas las demás violencias sociales, es la llamada violencia estructural, la injusticia de las estructuras sociales, sancionada por un orden legal injusto y orden cultural ideologizado, que como tales constituyen la institucionalización de la injusticia" (4).
El ocultamiento de la violencia estructural requiere imponer la idea de la libertad del individuo, de la igualdad de oportunidades, de los beneficios de un mercado abierto a la libre competencia. El esquema de valores imperantes reproduce sistemáticamente la idea de que los pobres, los marginados, son tales sólo debido a la mala suerte de haber nacido pobres o a su propia impericia, a su falta de creatividad y esfuerzos personales. Entonces la injusticia no es tal, pues las naturales diferencias sociales no son más que el resultado de las leyes de funcionamiento del mercado, leyes, que según se argumenta, no responden a los intereses de nadie en particular. Obviamente entonces, al negarse la injusticia social, se está negando también la violencia estructural.
Bajo este marco conceptual surgen las nociones de violencia directa (represiva) y violencia indirecta (estructural). Donde producto de la manipulación y desinformación ideológica, se tiende adscribir un carácter significativamente más negativo a la violencia directa que a la indirecta; se condena el destrozo de la propiedad pública y privada, un secuestro, un atentado, pero no ocurre lo mismo con la miseria, la pobreza, la carencia de vivienda o salud. O, dicho de otra manera, se considera social y culturalmente peor, matar que dejar morir. La clase en el poder juega con la sicología de las personas, con sus emociones y decepciones, a fin de encauzar cualquier signo de descontento, diluir y desviar la atención del impacto de cualquier violencia estructural.
Junto con la legitimación ideológica y política de la existencia y el recurso de las distintas formas de coacción, se deslegitima todo intento de organización popular de la violencia. A pesar que en los discursos oficialistas es frecuente la condena de la violencia "venga de donde venga", en la práctica se busca neutralizar o desarticular únicamente su desarrollo en la base, su forma auto-defensiva u ofensiva, especialmente aquella que se puede erigir como alternativa de lucha política, militar o social.
En consecuencia, la naturaleza clasista del proceso en marcha instituye que la violencia ejercida por el sistema es positiva y necesaria. Es decir, toda consideración moral acerca de la violencia política, tiene que ver con el sistema de valores que éste estime necesario para lograr la estabilidad del mismo. Por eso se critica el uso de la violencia en política, en la misma medida que se crean organismos de seguridad y de lucha antisubversiva, y aumentan los presupuestos de las fuerzas armadas y de orden. Así se ha ido estableciendo una relación arbitraria entre democracia y paz por un lado y cambio y violencia por otro.
En este contexto ideológico es que surge una inevitable interrogante: ¿Existe una forma ética de ejercer la violencia? Está claro que de aceptarse el sistema de valores imperantes, como el único referente para medir lo positivo o lo negativo, lo bueno y lo malo del recurso de la violencia, la conclusión será siempre la misma: la violencia ejercida por la base social será siempre reprobable. Sin embargo, si ponemos el punto del análisis en otro ámbito, sí logramos trascender el límite de la moral general y vaga para reconstruir desde el pueblo -los verdaderamente afectados por ésta-, valores morales y nociones éticas que expresen la necesidad histórica del cambio social, y muy especialmente, que desmitifique el uso de la violencia por parte de las masas, ubicándola en su justo contexto como fenómeno socio-político, el centro del problema cambia:
La violencia es moralmente válida y políticamente viable, en la medida que se corresponde con la dirección principal del movimiento histórico, al cambio social necesario para erradicar primero parcial y luego definitivamente la violencia estructural creada por el sistema capitalista.
La forma ética de ejercer la violencia está en ponerla al servicio de las mayorías populares, al servicio del cambio social y de la dignidad humana.
La violencia revolucionaria es una forma específica de manifestación ética, pues ésta no persigue la destrucción del ser humano y su entorno, ni su sometimiento, sino que es un período muy breve de la actividad por las transformaciones, sólo un momento histórico; no es un fin sino uno de los medios disponibles para desplegar la multifacética lucha por el poder popular.
La violencia revolucionaria tiene un rango cualitativo, destruye para construir un sistema justo que nos encamine hacia una nueva sociedad.
.
La violencia militar
.
La violencia militar es una expresión particular de la violencia política que se estructura en forma de doctrina y se organiza como cuerpo armado.
Ninguna doctrina militar es neutral, más bien condensa la idea militar estratégica de quien la ejerce. En el caso específico de los países latinoamericanos, por parte del poder imperante, aún prevalece en la región la Doctrina de Seguridad Nacional, que con la entrada en escena de las democracias protegidas ha tendido en nuestros países hacia lo que hoy se conoce como "seguridad ciudadana". La DSN en Chile como apreciación básica de cualquier futura guerra, partió a fines de los 70 manejando tres hipótesis de conflicto: en el sur con Argentina, en el norte con Perú y Bolivia, y en el frente interno, donde definitivamente se puso el mayor énfasis.
Lógicamente, la definición de frente interno conlleva la necesidad de organizar la represión dentro de nuestras fronteras y la voluntad de neutralizar o exterminar a un enemigo (el enemigo interno). Es decir, el desarrollo de la violencia en términos específicos y no genéricos como se expresaba en la idea de "todos contra todos"; más bien la guerra de las FFAA como instrumento político de la clase dominante contra el pueblo como sucedió tan explícitamente durante la dictadura. Sin embargo, junto con el proceso de transformaciones que ha vivido Chile luego del cambio pactado de un gobierno militar a uno civil dentro del mismo sistema, esta visión aún es compartida entre los diferentes actores políticos involucrados en dicho pacto. Diferencias más diferencias menos, en la lucha contra el enemigo interno, "el terrorismo", están comprometidos todos quienes participan del poder (gobierno, oposición, FFAA, Iglesia). Entonces, no es correcto incluso desde éste punto de vista, hacer una división tan categórica y definitiva entre lo político y lo militar, puesto que en la práctica ambos se siguen conjugando a través del accionar del Estado y de sus instrumentos armados y no armados.
La violencia militar adquiere también diferentes formas, puede ser central o periférica en un momento histórico determinado, pero en lo fundamental, está siempre presente en forma de una estrategia militar para la obtención o la defensa del poder.
Por último, y obstante la condena a la violencia en general por "inhumana y anticristiana", ante situaciones concretas de guerras o conflictos internos, la clase gobernante no sólo defiende moral y políticamente la violencia, sino que además es la primera en unirse para regular las formas de ejercerla y premiar a los agentes que se destacan en el ejercicio de ésta. De otra forma no se explicarían las convenciones internacionales que norman las guerras, los conceptos de valor y heroísmo, instituciones tales como las condecoraciones al mérito, pensiones específica, etc.
.
Conclusiones
.
La violencia no se puede separar de la política y no es sólo un instrumento auxiliar al cual se recurre en momentos de crisis.
La lógica definición luego de constatarse esta realidad objetiva, es que toda propuesta política debe, ineludiblemente, contener el factor violencia como una de las posibilidades históricas, especialmente la revolucionaria. Y es más, debe contar con una política y una estrategia militar capaz de disputar el poder. Entonces, podría existir un amplio debate acerca del contenido y la forma que definen su implementación, pero no sobre la necesidad de su existencia.

La violencia política no se reduce a su expresión militar, aunque ésta es su manifestación más ostensible, es por sobre todo una relación de poder, una estructura históricamente objetiva, la cual debe ser enfrentada tanto en el terreno material como en el político e ideológico, pues es un fenómeno multidimensional.

Notas:

1. Engels F. "Anti Duhring". Editorial Grijalbo S.A. México D.F.- México 1981, pp. 152-153.
2. Hobbes T. Pensador inglés (1588-1679), cuya obra principal, "Leviatán", sintetiza toda la teorIa polItica del siglo XVII.
3. Ver por ejemplo, Engels: "La condiciÓn de la clase obrera en Inglaterra", 1844.
4. Ellacura Ignacio S. J.: "Trabajo no-violento por la paz y violencia liberadora". Revista ReflexiÓn y Liberación, año 1, vol. 4, dic-febrero 1990. Stgo. Chile; p. 6.

viernes, octubre 14, 2005

Democracia, elecciones y caramelos de menta

El otro día caminaba por Barranco en compañía de una buena amiga. En un momento en que decayó la conversación, se me ocurrió ofrecerle uno de los caramelos de menta que pueblan los bolsillos de mi casaca (costumbre, manía, no sé). Casi siempre estoy provisto de caramelos de tres clases: el clásico (azul), el de cereza o cherry (rojo) y el relativamente nuevo de chicha (morado). Pero en esta ocasión, todos los caramelos que tenía eran azules. No me di cuenta de este detalle hasta que los cuatro halls se posaban en mi palma ante la mirada divertida de ella, quien, al paso que cogía uno, me dijo: “como que no tengo mucho de donde elegir”.

Esta anécdota me hizo meditar que, en efecto, las cuatro opciones representaban lo mismo; sin embargo, podría decirse que mi amiga sí había "elegido", pues había tomado uno de los cuatro caramelos.

A pocos meses de las elecciones generales, siento que nos va a suceder igual: vamos a “elegir” representantes que nos sellarán en la boca (con tinta indeleble) el mismo sabor amargo habitual, y ni siquiera tendremos el consuelo de alguna efímera sensación de frescura (entiéndase, renovación real). No habrá mentholyptus.

Se ha repetido incontables veces que “la Democracia no es solamente elecciones cada cinco años”. En otras palabras, las elecciones sólo son parte de la Democracia. El problema es que acá ni siquiera tenemos “esa parte”, no existen elecciones reales, al final, los ciudadanos terminan conformándose con “lo menos malo” o con el voto “anti-alguien”.

Por todo ello, es saludable el dictamen de la Comisión de Constitución del Congreso en el sentido de eliminar la “muerte civil” y rebajar las multas en el caso de los omisos. Esto me hace recordar la decisión final de mi amiga quien, luego de manipular el caramelo “escogido”, me lo devolvió diciéndome: “no, mejor no, es muy fuerte, prefiero otro sabor”. Esta opción, perfectamente legítima, es la que quizá tomarán muchos ante la falta de verdaderas alternativas, considerando, además, que los caramelos “rojos” no aparecen al alcance de la mano, más aún cuando ahora estos mismos prefieren ser “morados” o “chichas”.

Carlos Tengan

ctengan@gmail.com

martes, octubre 11, 2005

Por un sueño y un ideal

Estimados amigos y compañeros que acompañan y colaboran con el BLOG de la CEDDH. Quisiera apelar a vuestra capacidad de tolerancia y ejercer mi derecho a opinar libremente sobre un tema que, seguramente, no todos estarán de acuerdo, e inclusive a muchos molestará. Lo que a continuación publico es un artículo que lo hago a título personal y no como CEDDH, aún cuando muchos de sus miembros compartan las ideas que expreso en él. Por ello, nuevamente, pido la comprensión de todos ustedes, y espero que sus críticas y opiniones sean como hasta ahora han sido, directas pero respetuosas. En todo caso, espero que mi opinión personal sobre un tema en especial, no los aleje de la idea de continuar aportando a este Blog y seguir fortaleciendo nuestros lazos de amistad sincera. Con aprecio, Dimitri.
.
Por un Sueño y un ideal (*)
.
Si quisiéramos encontrar el significado de libertad, muchos lo buscarían en un diccionario y muy pocos, casi nadie, en las páginas internas de su pensamiento. Mas cuando decidimos no sólo buscar su significado, aceptarlo y quedarnos con él, sino darle uno nuevo, uno pleno de igualdades, donde cada niño tenga la esperanza de vivir, donde la mujer sea respetada, donde el estudio y el arte no sean parte de una elite social, donde la miseria y el hambre sean palabras en desuso, donde las violaciones a los derechos humanos no tengan espacio, sin torturas, sin genocidas ni asesinos, allí donde cada hombre y mujer sobre la tierra pueda desarrollarse plenamente, entonces nos hemos tropezado con un ideal. Y es en ese instante cuando surgen a la par algunas preguntas: ¿qué estamos dispuestos a dar por ver realizado nuestro ideal?, ¿qué tan comprometidos estamos con él? ¿qué tan verdadero y fuerte es?.
Y es que hablar de un ideal o ideales no es fácil, ya que no sólo tendremos que luchar contra nosotros mismos para realizarlos, sino contra toda una sociedad especialista en aniquilar sueños y esperanzas, una sociedad pragmática y simplista que sólo ve aquello que le enseñan a ver y no va más allá. Un ejemplo de ello es creer que el hambre y la miseria siempre existieron y siempre existirán, que es imposible cambiar eso, que el mundo es lo que es y que una persona no puede transformarlo, que las cosas son inmutables, que existen leyes casi divinas que mandan que algunos manejen el mundo y que otros, los más, sean siempre los dirigidos y subordinados. Pues bien, todo eso es mentira, ya que con ideales firmes la historia nos ha enseñado que el mundo cambia, que nosotros somos actores de la evolución misma del hombre, que el futuro es nuestro presente, que un ser humano es tan poderoso si se une a otro para conseguir un ideal, que la solidaridad de un hombre hacia otro transforma las consciencias, que lo único irremediable es la muerte, que no existe cosa más hermosa que vivir luchando por un ideal y morir sabiendo el porque viviste, etc.

Sin embargo, la cultura que se nos impone día a día nos mueve hacia el mimetismo, hacia el no poder hacer nada, hacia la inmovilidad del alma, hacia la muerte de nuestros sueños. Nos dice que seamos buenos profesionales o trabajadores y no nos orienta hacia el ser buenos seres humanos, hacia el ser solidarios. Cada día somos más individuales en nuestra forma de pensar y, sin embargo, no es nuestra culpa, pues no es fácil contradecir 24 horas continuas de televisión, dirigidas al embrutecimiento colectivo del ser; diarios que muestran lo bajo del ser humano, lo mórbido, lo sangriento, lo animal del hombre. Ya casi no nos interesa si hoy un niño muere de hambre, si una mujer es violada, si un joven o estudiante es torturado, si un grupo pequeño de personas lucran con nuestro desinterés, si una madre llora por un hijo asesinado, si un gobierno es genocida y aniquila un pueblo entero, si hay compañeros nuestros que dejan de estudiar, si hay otros que ni siquiera tuvieron la oportunidad de ello.

Es por esta razón que, hoy más que nunca se hace trascendental e imprescindible el cumplimiento de nuestros sueños, la lucha por nuestros ideales, la esperanza en el hombre nuevo, la búsqueda de una sociedad justa, con una verdadera y plena libertad. Hoy como nunca antes nuestros sueños e ideales son los actores del cambio, son los héroes en la guerra contra la desesperanza, la indiferencia y la pasividad.

Hablar de libertad no es simple, en la historia hablar de élla ha significado tortura, muerte y desaparición de aquellos que se atrevieron un día a soñar, aquellos que creían fielmente en sus ideales, aquellos que fueron hombres nuevos, que aún hoy la historia trata de dejarlos atrás, que no tienen tumba ni lugar donde visitarlos, que fueron un día mortales y descubrieron como vivir una eternidad, los que a través del arte, la ciencia y la política encontraron su libertad y la de muchos hombres. Ellos no la buscaron en un diccionario, ellos buscaron la libertad en su ser y, aunque la historia trate de olvidarlos, ellos la encontraron.


(*) Dedicado al doctor Ernesto Guevara de la Serna y a todos los hombres que hicieron hacen y harán posible que un sueño se convierta en realidad.

Dimitri N. Senmache Artola

lunes, octubre 10, 2005

Al Consejo Nacional de la Juventud del Perú

Por Johan Guisse Pinedo
Miembro de la CEDDH - Perú

Haciendo uso de mi derecho a la libertad de opinión y expresión como ciudadano peruano, de acuerdo a la Constitución Política del Perú y a los dispositivos legales vigentes, procedo a expresar mi opinión y mi profunda preocupación por los resultados expuestos en materia de juventud por la Institución que nos representa en el Perú: el "CONAJU".
Vierto este razonamiento analizando el Informe de Gestión Institucional del CONAJU (2004), publicado en su página web. Haciendo un análisis lógico de la realidad, se aprecia que la finalidad anhelada por la actual Directiva del CNJ, de lograr la "Consolidación de un Sistema Nacional de Juventud, articulador de políticas y actores sociales en ámbitos local, regional y nacional", se convierte, a corto plazo, en un hecho imposible. Ello porque de los logros expresados por esta Institución (como: movilización de voluntades, procesos electorales, eventos especiales, escuchando a los jóvenes, etc.) no se logran identificar, impactar e incluir de manera eficaz, a la mayoría de los jóvenes peruanos a la participación activa.
Puede que, como organización administrativa, se encuentre bien estructurada, pues se ve el esfuerzo técnico de un equipo especializado, enfocado a lograr la calidad en la gestión; pero no logra, a pesar de ello, identificarse aún con el joven de pie (tarea principal de una verdadera gerencia social), aquel joven que, en el diario transcurrir de sus días, busca sobrevivir en medio de una sociedad indiferente, inmersa en un relativismo feroz.
Al expresar esta preocupación, quisiera concretarme en 3 puntos claves que permiten identificar los problemas, pues al establecerlos, podemos proponer también las medidas correctivas que hagan posible lograr el tan ansiado papel de los jóvenes como actores de una sociedad. Estos puntos son:
1. Actualmente no contamos con un Sistema Juvenil adecuado por la ausencia de un marco legal que garantice las principales facultades de la juventud peruana, reconociendo al joven como sujeto de derechos.
2. Las barreras existentes, a nivel organizacional en el CNJ, al no otorgar prerrogativas directas en la toma de decisiones a los jóvenes participantes, contando para ello con la propia ley que suele, muchas veces, operar como barrera para la juventud.
3. Que, el espíritu de contar con un Sistema Juvenil Nacional y gestionar políticas públicas en bien de este sector, no es concretarse sólo en realizar programas y ejecutar proyectos, que en la evaluación de los mismos pueden resultar viables; si no que el propio sistema no debe perder el sentido constructor eficiente de derechos y colaborador efectivo hacia el empoderamiento de los jóvenes en los espacios políticos, sociales y económicos para ser los verdaderos actores en los cambios estructurales en bien de una sociedad.
Todos estos son puntos controvertidos, que al ser solucionados podrían llevar a un camino viable el espíritu de la norma y los principios (aquellos como el Asociacionismo y Participación), y de esta forma no queden tan sólo como escritos poéticos, sino que se ejerciten de manera válida
Pretendo que este artículo sea una voz critica, para contribuir a la formación de una generación solidaria y disciplinada. La preocupación principal no debe ser el ocupar una dirección o un puesto, la verdadera preocupación debe ser por la juventud, al ser el sector mayoritario y a la vez el más utilizado para conveniencias de distinta índole, tal como lo demuestra la historia peruana y latinoamericana.
Por todo ello, y con el debido respeto, invoco a la vocación juvenil de los representantes del CONAJU, para que sean los artífices de cambiar la historia, reestructurando el Sistema Nacional de Juventud en el Perú y, a nivel latinoamericano, exhorto a los países hermanos que otorguen campos de acción más acorde a los jóvenes, dejándolos ser, a ellos mismos, los artífices directos en la toma de decisiones, ya que la inquietud juvenil es la de realizar cambios a través de sus propuestas, las que a su vez puedan generar el camino al tan ansiado desarrollo.

sábado, octubre 08, 2005

¿"IN" Conciencia Social?

"Siempre que veo la tele y veo esos pobres niños hambrientos en todo el mundo, no puedo evitar llorar. Quiero decir, me encantaría ser así ; de flaquita, pero no con todas esas moscas y muerte y esas cosas.."
(Mariah Carey, 1999)

Hoy el orfelinato más conocido de Lima se llenará de autos lujosos y de señoras con abrigos caros. Nuevamente la cancha de futbol, cuidada con tanto esfuerzo, volverá a convertirse en estacionamiento privado a pesar de los gritos desesperados del supervisor de jardines del puericultorio.

Hoy comienza la interesante exposición de diseño CASACOR. Sus organizadores han elegido nuevamente el puericultorio fundado por el dentista arequipeño Don Augusto Pérez Araníbar y Hurtado de Tapia.

Me parece buenísima la idea de que se apoye de alguna manera a estoy niños. En cifras y de lejos puede parecer una grandiosa manera de solventar algunos de los gastos de la Beneficencia en favor de los huérfanos que ahí viven y estudian.

Pero un poco más de cerca la realidad es otra. Hace unas semanas pude ver cómo se relaciona la crême de la sociedad limeña con lo más triste y desamparado del mundo en estos eventos y sentí lo mismo que al leer la cita que transcribo al comienzo del post.

¿Vale la pena armar estos suntuosos espectáculos con música a todo volumen hasta más de las once de la noche mientras los niños duermen? ¿Es válido pasarle por las narices los lujos y las perlas a quien no tiene más que un par de politos que lo abriguen en la humedad de los cuartos que se caen a pedazos? ¿Sirve de algo blanquear las glorietas y las paredes que la prensa va a ver mientras se descascara y oxidan los cuartos de los pequeños?

Vale la pena para quienes van a expiar sus culpas o a sentir mayor el contraste de lo que tienen. Vale la pena para las veinte camionetas 4x4 que vi derrapar a toda velocidad en la cancha de fútbol a pesar de los gritos (casi llanto) del supervisor de los jardines.

¿Qué agrede más? ¿Qué duele más?

Es preferible el púdico silencio a la sonrisa del yuppie que responde: "choche, ¿pero dónde vamos a cuadrar pues?"

Y no escribo sólo por la cancha de futbol ni por la impotencia que compartí con el supervisor mientras reclamaba por el césped. Tampoco escribo por esos señoritos que probaban sus fierros antes de estacionarlos. Ni por sus sonrisas "cool" adornadas con gemelos y zapatos made in Italy.

Escribo porque ellos tienen mucha publicidad. Escribo porque los niños no tienen cómo decirlo ni a quién.

Porque dar ayuda no da derecho a agredir. Y sí, tal vez escribo por ese supervisor y los chicos. Total una cancha de futbol puede ser lo único hermoso que tengan en esta vida.

Litolobo

viernes, octubre 07, 2005

Participación Social para la unión de la Juventud Latinoamericana

La Juventud no es solamente un periodo de vida correspondiente a un determinado numero de años, si no que es a la vez un tiempo dado por la providencia a cada hombre, tiempo dado como tarea, no solo para encontrar sentido a la vida, sino también para establecer un plan concreto para construir su vida” JUAN PABLO II

Para entender ¿cómo se puede lograr una verdadera participación social de la juventud para la unión latinoamericana? debemos primero, ubicarnos en el actual contexto regional, empezando por analizar el espacio de participación que consiguen los jóvenes en la sociedad y los otorgados por parte de los Estados Latinoamericanos.
Situándonos en la región, podemos apreciar que el sector poblacional juvenil en América Latina se encuentra en crecimiento constante (los jóvenes ocupan un 19.3% de la Población Total Latinoamericana (1)), pero asimétrico cuando lo trasladamos al acceso de oportunidades juveniles en los diversos sectores que sirven para su desarrollo integral. Reflejándose una realidad concreta y, tras este resultado, cabe preguntarse ¿quién desampara al joven? ¿el Estado, el mercado o la misma sociedad?
Pregunta que obtendrá de seguro muchas respuestas, según las perspectivas donde sea analizada, pero la realidad es una sola y es concreta “los jóvenes latinoamericanos se encuentran desamparados”.
Puede resultar, que dentro de los planes estratégicos que sirven hoy a los estamentos nacionales e internacionales, dedicados a la aplicación de políticas publicas de juventud, existe un consenso para la búsqueda de soluciones a mediano o largo plazo, con supuestos y objetivos, que pueden resultar al final un logro importante para los jóvenes; pero ¿cuánto se ha esperado para obtener un logro? Podríamos mencionar que esa espera ha cobrado resultados negativos que se resumen en:
-Incremento de sector juvenil a las cifras del subempleo y desempleo en América latina.
-Incremento del sector juvenil en los índices de pobreza y extrema pobreza.
-Incremento del sector juvenil desprotegido en salud (Materializándose en el aumento de jóvenes portadores de enfermedades infecciosas).
-Incremento de la emigración hacia el EEUU y EUROPA por falta de oportunidades en pos de un futuro favorable (fragmentándose con ello el núcleo familiar y sumándose la pérdida de identidad)
Si bien, este sector poblacional sufre de la omisión de los principales estamentos gubernamentales, debemos entender que también está lleno de esperanza, ya que es un grupo ávido de cambios estructurales, que hace más viable las posibilidades de un cambio social (basta con revisar la reciente historia Latinoamericana para darse cuenta, que ha sido la juventud la generadora no reconocida de cambios en los actuales sistemas políticos (2))
Es por ello que, en este contexto difícil, deben proponerse acciones concretas con soluciones efectivas, comenzando por establecer canales de comunicación fluida para los jóvenes en sus espacios de acción, donde estos puedan obtener un mayor nivel participativo importante en la toma decisiones en las agendas gubernamentales.
Esta participación efectiva deberá iniciarse en cada país, teniendo como objetivo principal el reconocimiento para el joven como sujeto de derechos en las Constituciones de los países latinoamericanos (y en el caso de su existencia en algunos países, proponer el verdadero cumplimiento)
El propugnar una Carta de Derechos Juveniles Latinoamericanos es incluir, más allá de las enunciaciones protectoras, una de oportunidades concretas (acceso a una educación de calidad , oportunidades laborales, capacitación para la formación de micro o pequeñas empresas) y no quedar en la nebulosa de lo inmaterial como lo ha demostrado hasta el momento la historia. Esta acción debe ser impulsada mediante la conformación de espacios de expresión, como el parlamento juvenil latinoamericano; espacio que no comprenda estamentos burocráticos, si no que nazca de la propia iniciativa juvenil, para lograr su tan ansiado posicionamiento en la toma de decisiones.
Respondiendo a la pregunta que al principio formulamos, el ¿cómo se puede lograr la participación social de la juventud para la unión latinoamericana?
Es entendido que un punto de partida práctico y pragmático para el desarrollo latinoamericano es la economía, pero entendemos principalmente que el motor para el auge de este continente es la unión social juvenil. Creemos que el tan ansiado sueño de Bolívar, se logrará con la llamada revolución juvenil latinoamericana, apuntando a conseguir que el joven se convierta en el actor social primordial, impulsando el cambio de roles y de sistemas políticos ante el mundo.
Una verdadera intención de cambio, partirá del principio solidario y equitativo, donde se pueden encontrar similitudes y coincidencias importantes, no sólo en el idioma, sino también en la capacidad innovadora de la juventud.
Las habilidades comerciales en América Latina nacerán, no sólo de la originalidad y creatividad de este gran grupo humano, que no solo buscará competir en el mercado internacional en forma justa, sino también buscará la sensibilidad y la responsabilidad social como indicativo para conseguir un desarrollo armónico entre la economía y la vida social.
La Juventud de América Latina emprenderá un viaje seguro al desarrollo no sólo por sus recursos naturales, sino también por el valiosísimo aporte humano de la llamada "generación juvenil latinoamericana", frase idealista pero cierta, como tan cierto es saber que los sueños son el motor del corazón del hombre y la manera más simple de creer en el mañana.

[1] Cifras otorgadas por la CEPAL en el año 2002
[2] Los jóvenes de Perú en 1998, fueron la principal fuerza de oposición contra el régimen dictatorial del Fujimori. En Argentina, los jóvenes fueron los principales actores en el grito “ que se vayan todos”.

Johan Guisse

jueves, octubre 06, 2005

CAMPAÑA MUNDIAL CONTRA LA PENA DE MUERTE
Salvemos a Paco
Aunque parezca imposible, lo que acabas de leer no es una película, es la realidad de Paco Larrañaga, un español condenado a pena de muerte por inyección letal en Filipinas. El próximo 10 de octubre, Día Internacional contra la Pena de Muerte, entregaremos a la Embajada todas las cartas que recojamos, dirigidas a la Presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, pidiendo la abolición de la pena de muerte en su país y la inmediata conmutación de la condena de Paco.
Actúa contra la pena de muerte. Sólo tú puedes cambiar el final.
Firma antes del 10 de octubre. El tiempo se nos acaba.
Ayúdanos a extender este mensaje. Por favor, reenvia este correo a tus contactos

lunes, octubre 03, 2005

Amistades Peligrosas

“Amistades Peligrosas”
Sobre el TLC y la Salud

Un Micro-Ensayo de: Juan José Guzmán Calderón
proyectoeditoria@hotmail.com
http://escritoresyasociados.blogspot.com
http://19punto85.blogspot.com

Tras una semana agitada en la que tres miembros colombianos renunciaron a la mesa de negociación fitosanitaria en pro de un Tratado de Libre Comercio con EEUU, aún es cuestionable la posición peruana al respecto al tema de patentes en salud…
Las abusivas peticiones de “la potencia” provocaron mucho malestar en los negociadores colombianos que junto a un grupo de asesores de la OMS abandonaron el ring de las patentes, dejando a nuestro equipo como el único posible aceptante, ya que los representantes ecuatorianos ya habían dejado de lado las propuestas semanas antes… ¿Los pedidos? Siete años de protección de datos de prueba[1], veinte años más (aparte de los veinte ya establecidos) si se descubre un segundo uso para un medicamento[2] y así sucesivamente si es que se le encuentran más beneficios[3]
¿Por qué decir que no? Un estudio hace algunos meses de apoyo afirmaba que en el primer año de vigencia del tratado el precio de los medicamentos nuevos incrementarían hasta en un 114% de aceptarse el pedido norteamericano. Hoy en día se habla de que se duplique el precio de los medicamentos en los próximos diez años, con tan sólo aceptar cinco años de protección de datos de prueba. Los que defienden el tratado (que deberían más bien defender nuestros intereses) hablaban de que este impacto sólo se daría en productos de avanzada, que aún estén en investigación y que al contrario, la “competencia” –término usado por algún ex ministro- haría que en poco tiempo se reduzcan los precios de los fármacos…
¿Competencia? Si lo que se haría es simplemente agrandar el monopolio de los macro laboratorios del norte; también dejaron entrever que los genéricos no desaparecerían[4], pero es de subrayar que con el tiempo muchos perderían vigencia. Otros de los que apoyan la propuesta americana dudan (a un estilo muy económico) que los medicamentos se encarezcan por la existencia de sustitutos, las leyes de oferta y demanda entrarían en acción, pero no hablamos de un mercado perfecto, hablamos de una falla de éste, hablamos de monopolio, de industrias farmacéuticas que son verdaderos monstruos del mercado mundial, de titanes que saben calcular muy estratégicamente el lanzamiento de sus productos, poniéndole precio al tiempo y a la vida…
Dejémonos de rodeos, bien sabido es que muchas veces un ser menos, sobre todo si es pobre, no es computable en las finanzas de las grandes industrias, que alrededor de 700 a 900 mil peruanos quedarían sin acceso absoluto a la salud de aceptar -sin pensar unas tres veces mínimo- si firmamos o no el acuerdo (¿No es suficientemente alarmante?)[5], que tenemos negociadores a los que lastimosamente les preocupó más el analizar la entrada de nuestros productos hacia EEUU, dejarse llevar por intereses empresariales –la famosa presión de los lobbies- y no estudiar bien a qué nos atenemos si nos regalamos de maneras tan ingenuas como la expuesta…
Enhorabuena hay especialistas (como el economista Pedro Francke) que ("gracias a Dios”) advierten los impactos que sufriríamos por estas causas, y si no basta con las muchas voces libres que hay en el país espero baste con ver el ejemplo de nuestros vecinos latinoamericanos, quienes ya vieron que el costo de oportunidad de vender a diestra y siniestra un país es alto, altísimo y sobre todo en casos de emergencia, a veces lo mejor es retirar el cuerpo, pensar un poco y ver qué nos conviene a los casi 30 millones que somos (o en poco tiempo seremos)…
Es decir, pensar[6]… no sólo en que mañana estemos bien, sino también la próxima semana y mejor aún en los próximos años y que este bienestar sea en todo aspecto posible, en todo campo o que en el peor de los casos éste se muestre en los primordiales (salud, educación…) ¿Es muy difícil, acaso, cerrar alguna puerta, mientras las demás se mantengan abiertas a mejores opciones?...
Es en esta pregunta donde se ve un TLC manejado hasta el momento con escaso tino, ¿Por qué aceptar algo que a muchas luces se muestra muy poco beneficioso para nosotros?...
Ahora, la barrabasada del capitán de la selección de Comercio -léase el ministro- al afirmar que quienes van en contra del TLC apoyan al terrorismo y al narcotráfico es evidentemente un muy mal juego psicológico en pro de desanimar a quienes empiezan a defender posturas más cuerdas, además de ser una acusación minoritaria, de muy mal gusto y con sabor a manotazo de ahogado, de insulto del que ya no tiene más argumentos, de ingenuidad a la criolla, de ignorancia reprimida y de obvia desilusión para quienes pensaron que había un poco de inteligencia tras quienes nos lideran y representan… Un poco más de tino no vendría nada mal, porque sino… ¿A dónde iremos a parar?[7]...
Ahora, si me preguntan… ¿TLC? Sí… Pero pensando, pues… Evitando el riesgo “que nos hagan los cholitos” -de nuevo-.

“El riesgo varía inversamente con los conocimientos” (Irvin Fisher)

[1] Esto en cuanto a medicamentos en investigación. La exclusividad americana sobre ellos es lo que los encarecería; un dato adicional es que para Mayo del año en curso la propuesta americana era de cinco años para estos, la contrapropuesta andina era de tres
[2] Lo que se conoce como: “Patentes de segundo uso”
[3] Cabe recalcar que también Chile y los países Centroamericanos rechazaron tajantemente estos pedidos poco tiempo atrás…
[4] Esto por estar muchos de ellos en el mercado tiempo atrás desde que se aprobó a fines de la primera mitad de los 90’s el uso de patentes en el Perú
[5] Uno de los muchos datos valiosos que expuso el economista Pedro Francke en una entrevista con César Hildbrandt, la semana pasada en el programa televisivo de este último
[6] Sí, señores, pensar. (Del lat. pensāre, pesar, calcular, pensar). tr. Imaginar, considerar o discurrir. 2. Reflexionar, examinar con cuidado algo para formar dictamen. 3. Intentar o formar ánimo de hacer algo.
[7] Exactamente, señor lector, ahí mismo.

Para leer


Interesante entrevista a Thomas Pogge, publicada el día domingo.

Tenemos Democracia o sólo “Damos-gracia”

Hablar de democracia en nuestro país se ha vuelto un tema sumamente trillado cuando está en boca de quienes nunca la han usado y quizá no la piensen usar jamás. Aquí por supuesto me refiero a los “dirigentes” de una casta gerontocrática que ha venido gobernando desde hace ya varios años nuestra patria. Cómo no recordar una frase tan bien ubicada en este contexto como: “la democracia para los partidos políticos (aquí también encajan movimientos, gremios, sindicatos, federaciones, etc.) es tan sólo un producto de exportación mas no de consumo interno”.
Es importante, antes de seguir discutiendo sobre la democracia, que podamos tener un mínimo de consenso sobre lo que implica dicho término, no desde un punto de vista etimológico, sino en lo amplio de su concepto. Para ello, me permito establecer tres niveles que nos pueden ayudar a entender la dimensión del concepto de democracia. Estos niveles son: el formal, el estructural y el ético moral.
Empezaré señalando que, dentro del nivel formal, cuando hablamos de un gobierno democrático no podemos reducirlo tan sólo a la circunstancia de haber sido “elegido” a través de elecciones “libres”. Sin duda, debemos ir más allá, pues dichas elecciones deben ser transparentes, periódicas, con diferentes opciones (esta diferencia no sólo debe de ser de nombres y “marcas” sino también de propuestas), los votantes deben estar debidamente informados (con la verdad) sobre lo que irán a elegir, y para ello, el Estado tiene como deber el educar (por lo menos el alfabetizar) a la población para que pueda procesar las propuestas que le ofrecen. Sólo con estas mínimas condiciones podremos estar hablando de una verdadera libertad y de una verdadera elección.
Por otro lado, como ya lo he indicado en diversas oportunidades, el concepto de democracia no debe ser entendido únicamente como elecciones, sino que, principalmente, entrando al nivel estructural de dicho término, debe implicar que el país en cuestión posea una constitución, carta magna o por lo menos una declaración que exprese el consenso de sus ciudadanos en la construcción de una sociedad común. Asimismo, dicha Nación debe constituirse, respetando la noción de Estado, en poderes separados (ejecutivo, legislativo y judicial) que permitan el buen manejo del poder que el pueblo está delegando en sus representantes, quienes a su vez se comprometen a respetar el “contrato social” que ha dado vida a dicho país.
Del mismo modo, ese Estado debe contar con mecanismos de control, tanto gubernamentales como sociales, que permitan que los objetivos por los cuales ha sido elegido un partido para gobernar, no sean dejados de lado. Ello implica que existan, y sean respetados, diferentes niveles de libre participación, los que estén basados en normas previamente establecidas (Estado de derecho), las cuales se encuentren enmarcadas en el respeto, como mínimo, de los derechos fundamentales de la persona (vida, debido proceso, recurso efectivo, libertad de expresión, igualdad ante la ley, etc.). Para que esto ocurra, la responsabilidad del control, tanto estatal como social, debe descansar en instituciones y organizaciones reales, funcionales y sostenibles en el tiempo (Ejemplos de control estatal: Defensoría del Pueblo, Contraloría General, Tribunal Constitucional, etc. En lo que se refiere a control social: Partidos Políticos, Organizaciones no Gubernamentales, Gremios, Federaciones, Colegios profesionales, etc.).
En el nivel “ético moral”, podemos ubicar al sentido que debe sustentar dicho concepto. Aquí encontramos lo que comúnmente conocemos como “el bien común”, es decir, el “para qué somos democráticos”. Por supuesto que un país elige ser democrático para lograr el bienestar de todos, mediante el respeto y la alternancia. Ello es perfectamente lógico, pues ¿de qué valdría todo lo anteriormente descrito si el ciudadano no ve materializado ese bienestar?. Es que se puede cumplir con las formas y tener una estructura adecuada que sustente un concepto, pero si ello no produce un resultado favorable, deja de tener validez.
Aquí es también importante señalar que con lo descrito hasta ahora no se busca llegar a la conclusión que la democracia no es viable ni buena, sino todo lo contrario, que es viable y debemos lograr que sea buena.
Por lo tanto, si nuestra meta, al defender un sistema democrático, es el bienestar social general, debemos partir de la buena fe de todos los actores que hacen posible dicho sistema. Aquí podemos tener algunas conclusiones: “no tiene espíritu democrático real aquel que engaña, roba o hace daño a la sociedad, pues no trabaja en beneficio de ella”, “no es democrático un gobierno corrupto”, “democracia no significa tan sólo que exista una elección”, “libertad no equivale a falta de control” “delegación del Poder del pueblo hacia un gobierno no es sinónimo de “carta blanca”.
Por otro lado, también debemos señalar que parte de la democracia es la alternancia y la renovación. Ello implica que reconozcamos que uno de los principales actores en la construcción de un Estado democrático es la institucionalidad y no el “mesianismo político”. En más de 184 años de República, hemos pasado de depender de la corona española y de un Virrey a depender de un caudillo o “líder”, en el cual depositamos toda nuestra confianza, año tras año, sin éxito alguno. No hemos apostado a la construcción de una Nación ni hemos trabajado para consolidar instituciones que sean las encargadas de diseñar planes a corto, mediano y largo plazo, y a las cuales poderles otorgar nuestro apoyo con la certeza de no ser engañándoos ni timados, con promesas meramente electorales, que nacen previos a la convocatoria de elecciones y mueren segundos después de realizadas éstas.
Por ello es que una figura como la “reelección” es aceptada y permitida por nuestra sociedad, en la creencia de que, la única forma de trasladar experiencias no es a través de instituciones, sino de quedarse en el cargo perennemente. Ese mismo discurso es el que utilizan los gobernantes (presidentes, congresistas, representantes de gremios y federaciones, rectores, etc.) para no alternar el poder. “Es que YO lo hice bien”, “YO tengo experiencia y debo quedarme”, “sólo YO se qué hacer”, “sin mí el Perú no avanza”, “En mí está la solución de todo, en nadie más”, etc., son algunas frases que podemos escuchar cuando de sustentar la “reelección” se trata. Entonces, ¿dónde queda una institución como el partido político?. Si un gobierno de un partido X ha realizado una buena gestión, ¿acaso debemos creer que obedece tan sólo a una persona?, ¿no podríamos pensar mejor que es el resultado de un equipo de gobierno y de instituciones sólidas?. Si alguien, durante su gestión, tiene éxito, las experiencias que ha ganado en el tiempo que estuvo al frente de dicho cargo pueden ser debidamente muy bien canalizadas por medio de su partido. Los votantes en dicho caso sabrán reconocer a la institución por dicho logro, dejando la posibilidad que sea esa misma organización la encargada de una nueva gestión. De este modo se estaría cumpliendo con la alternancia, una palabra que casi está en desuso para un sector como el Congreso de la República, en donde son básicamente los mismos actores, con diferentes nomenclaturas, los que intercambiar escaños cada 5 años.
Si nos vamos al ámbito universitario, ¿qué estudiante puede acaso negar el hecho concreto de que el cargo de Rector es casi un puesto otorgado “a perpetuidad”?.
Es fácil hablar de democracia cuando de utilizar al ciudadano y conseguir el poder se trata, pero qué difícil es respetar el concepto pleno de dicho término.
Hoy, nuevamente, nos encontramos frente a un año 2006 que nos trae consigo la elección de un nuevo Presidente, un “nuevo” Congreso y “nuevos” representantes de los gobiernos regionales y locales. La pregunta que nos asalta es la siguiente: ¿Hay de dónde elegir?, ¿Hay propuestas nuevas?, ¿Se está renovando la política o se reproduce la misma pero con rostro nuevo?, ¿Hemos conocido alguna vez algún gobierno realmente democrático?, ¿Debemos persistir en la búsqueda de un Mesías, un verdadero Pachacutec?, ¿Hemos aprendido de nuestros errores?.
Son muchos los abismos y vacíos que se nos presentan cuando tratamos de entender el concepto real de Democracia, pero mientras no podamos cambiar realidades tales como que una campaña electoral (al Congreso) no cuesta menos de 50 mil dólares promedio, mientras las elecciones signifiquen la obligatoriedad de asistir a votar por alguien del cual no conocemos ni la propuesta ni su equipo de gobierno, en tanto la decisión de votar por uno o por otro obedezca a criterios externos (cara, edad, profesión, raza, sexo, sonrisa, etc) y no a conocimiento real y verdadero de un Plan, en tanto las campañas sean financiadas por grupos de poder económico que terminan por apoderarse de la postura del candidato y, mientras que la participación en la construcción de esa democracia, por parte de los 28 millones de peruanos, sólo se de cada 5 años por medio de las urnas y luego exista indiferencia, no lograremos comprender lo que implica vivir, gozar y sentir un gobierno democrático de verdad.
.
Dimitri N. Senmache Artola
Presidente de la CEDDH - Perú