viernes, abril 21, 2006

PARTICIPAR PARA RENOVAR



Por Johan Guisse
Miembro de la CEDDH - Perú

El individuo tiende por naturaleza a organizarse en sociedad, esto lo lleva a identificarse por afinidad con un grupo determinado de personas y dentro de este diseña planes y formas que servirán para alcanzar el máximo objetivo propuesto, aclarando que en la mayoría de veces estas organizaciones nacen respetando los principios básicos de convivencia humana. Partiendo de esta idea básica habría que ubicarnos en nuestro contexto peruano, principalmente en las organizaciones políticas que existen como espacios donde participan activamente su militantes y tienden a cautivar a mas individuos que se identifiquen con su cometido y alcanzan en la propia opinión publica la relevancia o impacto social deseado.

Dentro de este esquema, podemos encontrar innumerables organizaciones políticas que en su tiempo han conseguido cumplir con parte de sus objetivos trazados y han ido evolucionado constituyéndose en espacios de participación activa alcanzando niveles de influencia importantes en el Estado[1].

¿ORGANIZARSE PARA INCLUIR O EXCLUIR?

En este proceso de participación política, en pos de una democracia participativa, muchas de estas organizaciones han sufrido una regresión en sus objetivos, llegando ha olvidar su fin primordial, convirtiéndose en la mayoría de casos en facilitadoras de intereses distintos para el cual fueron formadas (identificadas bajo el nombre de embajadores de políticas externas) tal como lo ha demostrado la historia[2].

Las acciones no realizadas por los actores políticos ha traído como consecuencia, el incremento en el nivel de desconfianza por parte de la población, no solo en las instituciones estatales si no que también en sus propias organizaciones políticas, puesto que la visión de la colectividad se resume que dejaron de ser portavoces de las principales demandas para el bienestar general de la ciudadanía[3].

La falta de representatividad de la clase política tiene dentro de sus principales características la incapacidad de no saber enfrentar situaciones adversas (cuando hay encuentro de intereses generales con los individuales) o sobrellevar con inteligencia las imposiciones externas (situación que hace traer a colación figuras medievales donde por intereses externos o miedos incurables era necesario hincarse a la corona y poner el filo de la espada al pueblo, si existía oposición). Habría que mencionar también la singularidad del nivel organizativo de los partidos políticos, que no han sido diseñadas con visión de futuro; puesto que solo han sido estructuradas para una contienda electoral, ha esto agregaremos que la mayoría de organizaciones políticas han practicado de modo consuetudinario el reservar los puestos de dirección o la toma de decisiones para los compañeros del cercano entorno, los colaboradores con cuentas en la banca internacional y por supuesto infaltable está la familia; es decir convierten sus estructuras en organizaciones con intereses secundarios o subalternos, que hacen de la política solo un trampolín para una función estelar ante los medios de comunicación y salvaguardar intereses propios o del mejor postor; desdiciendo obviamente el sentido de creación en este tipo de organizaciones que es y será el fortalecer la institucionalización de la sociedad civil.


Es en este contexto, donde la sociedad civil al no sentirse identificada ha comenzado a buscar formas de participación política, interviniendo de manera categórica con un rotundo objetivo “el de renovar la clase política” para ello expresa sus opiniones en contra de la clase política que no ha representado el verdadero interés colectivo o ha fracasado en el intento de representarla[4].

En esta brega encontraremos a dos grupos civiles muy marcados, que comienzan a estructurar organizaciones sólidas bastante definidas en la acción. Los primeros los colectivos civiles (formado mayoritariamente por profesionales, intelectuales y artistas) que bajo sus singulares formas de expresión han creado magnificas alternativas para despertar la conciencia ciudadana y lo que es mejor el lograr enrostrar de manera directa a la clase política sus deficiencias, tanto que muchos de los colectivos han sido tildados de grupos desestabilizadores o de extrema izquierda que no comulgan con la democracia.

Otro grupo bastante marcado, es el de los jóvenes (técnicos, universitarios y profesionales) que son los que han comenzado a expresarse mayoritariamente a través de los medios informáticos, (afirmando con ello una primera etapa de participación en los asuntos públicos) su repudio categórico a la actual clase política y gremial, puesto que sus soluciones (acotando sus decisiones en políticas publicas por parte de estos organizaciones) no han llegado a su realidad; no han colaborado a elevar su educación como herramienta primordial para favorecer en su desarrollo personal, encontrando solo este actor social discriminación y frustración al no alcanzar sus objetivos próximos; optando mayoritariamente a enrumbar a otro territorio buscando vivir y no sobrevivir. Es este el sector que se encuentra expectante y ávido para trasladar su participación comunicativa a una participación activa, que va despertando a pesar del adormecimiento intencional que no solo los medios de comunicación han favorecido si no también la propia sociedad que tiene cierta reticencia al relevo y a delegar responsabilidades. Es la propia sociedad que estigmatiza al joven como el excelente actor para tareas especificas donde se aprovecha su fuerza física y el ímpetu propia de su etapa formativa, pero cuando este actor canaliza su fuerza e innova incursionando en la esfera política e intelectual muchas veces es calificado como principiante (en resumen el joven sirve para remar el barco y no para dirigirlo) Con ello tampoco, hay que entender que este grupo esta libre de debilidades, si no que es uno de los actores inmediatos en los próximos comicios.

La renovación primer paso para la participación social

El primer paso para una renovación, implica entender los errores del pasado para redefinir el presente, un presente que tiene como respuesta el rechazo de la sociedad civil plasmada en los sufragios que escoge entre sus candidatos a aquellos que no tiene pasado político, puesto que se les cree no contaminados por la maraña y parafernalia de la clase política; situación bastante complicada, ya que implica que no se este construyendo la institucionalización de la sociedad, contribuyendo a un peligro implícito de que los llamados nuevos o outsider sean peor que la enfermedad .

La representación, debe nacer de la legitimación que da la propia sociedad civil (claro que esta no reemplaza ni superpone la legitimación que se da en todo ordenamiento jurídico) al reconocer a un partido político como actor, que pueda equilibrar un sistema político consultando a la propia sociedad su percepción y recomendación para un mejor desenvolvimiento político.

Es por ello, que antes de atreverme a contestar la pregunta diseñada en líneas anteriores quise plasmar de manera muy resumida la realidad y al definir la exclusión debemos entender que esta deviene de la propia costumbre manejada en el ámbito político, aquella que toma decisiones a conveniencia en pos de un bienestar asimétrico bajo la falsa premisa de la inserción en la aldea global; mientras que la inclusión pasa por la voluntad de ser capaces de auto examinarse, si se ha contribuido con el Estado y con los intereses que forman una Nación, si nuestros propios conciudadanos han sido beneficiados para elevar su calidad de vida y sus perspectivas de futuro.

Creemos firmemente, que participar es renovar desde la acción, y también implica decir y hacer lo que se piensa, reorganizando de esta manera los estilos de la vieja tradición política; lo que se busca es el recambio y la concertación, que la sociedad civil reconozca a sus partidos como los defensores de intereses colectivos.

Tal vez, la clave de un camino hacia el futuro es incluir ideas para converger, es solo una idea que nos puede llevar a convertirnos en sociedad concertadora de ideas de nación con instituciones bien definidas.
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[1] Los partidos políticos a partir de los años 30 a lo que Basadre les llaman la irrupción de las masas organizadas consiguieron en su historia política derechos para los trabajadores, obreros y estudiantes , tal como lo fue el papel preponderante del Partido Aprista peruano . Historia de la Republica del Perú – Jorge Basadre Tomo XV. Editorial Orbis Ventures -2005

[2] En los gobiernos del ex presidente prófugo Alberto Fujimori y del actual Presidente Alejandro Toledo, propulsaron en sus campañas políticas mensajes a los sectores populares como principales defensores de intereses colectivos. Tomando como ejemplo que Cambio 90 grupo político de Fujimori tuvo como lema de campaña el de honradez, tecnología y trabajo. Mientras que el partido Perú posible de Alejandro Toledo se manejo con el lema de Más trabajo respectivamente, llegando a establecer en sus gobiernos modelos impuestos por la comunidad financiera internacional.

[3] Según las encuestas publicadas por la empresa APOYO durante los meses previos a las elecciones, sobre el nivel bajo nivel de aprobación que tienen a los partidos políticos que representan en el Congreso de la Republica del Perú , publicado por PALESTRA – PUCP – Lima Abril 2005 http://palestra.pucp.edu.pe/portal/especial_02/pdf/dossier_informativo_01.pdf

[4] Se crearon campañas que lograron que en la actual postulación para las elecciones congresales los partidos políticos se vean obligados a renovar sus listas congresales con nuevas figuras políticas y a obligar a renunciar a sus caudillos. La campaña realizada por la CEDDH –Perú denominada “Vote por quien votes Bota a los que ya gobernaron” fue una de las iniciadoras de tal propuesta.