jueves, julio 23, 2009

PRESENTACION DEL ACUERDO DE SAN JOSE


Presentación del Acuerdo de San José
Óscar Arias Sánchez
Presidente de la República de Costa Rica
Auditorio de Casa Presidencial, Zapote
22 de julio de 2009
Amigas y amigos:

Decía el gran dramaturgo noruego, Henrik Ibsen, que “uno nunca debería ponerse sus mejores pantalones para salir a luchar por la verdad y la libertad”. Lo mismo vale para la paz. Cuando uno sale a luchar por la paz debe vestir al alma con ropa de trabajo. Hay que estar dispuesto a darlo todo, y después dar otro poco más. Hay que estar dispuesto a caerse y levantarse, a vendarse las heridas y volver a empezar. La paz no es labor de un día, ni de una semana, sino de una vida dedicada a la frágil construcción de una obra siempre inconclusa. Eso es algo que sé desde hace mucho tiempo. Por eso no me doy por vencido. He aprendido a no fijar la mirada en las piedras del camino, sino en el fin del sendero.
Dos rondas de diálogo han concluido en la búsqueda de una solución pacífica al conflicto hondureño. Constituyen, en sí mismas, un logro democrático. Porque cada hora que hemos invertido intercambiando palabras, la hemos dejado de invertir intercambiando insultos. Porque cada momento que hemos dedicado al respeto y la razón, le hemos robado minutos a la violencia y la locura. Sin embargo, las delegaciones hondureñas saben que el reloj avanza con vertiginosa rapidez, y avanza en contra del pueblo de Honduras. Por muy intensas que sean las historias personales de este conflicto, no hay víctima mayor que la población inocente. Los hondureños son los grandes sacrificados de la postergación, y no podemos esperar a brindarles opciones perfectas. Porque buscando la perfección podemos perder aquello mismo que intentamos preservar: la paz de un pueblo que merece retornar al orden constitucional.
Esa paz sólo puede alcanzarse por la vía de la reconciliación. Ninguno de los sectores del conflicto prevalecerá. La victoria será a medias para ambos, o no será para ninguno. Sé que esto es difícil de reconocer para dos grupos que han expuesto argumentos que explican su comportamiento. Pero no podemos cometer el error de convertir los dolores del pasado en grilletes para el futuro. Insisto en que hay que alejar la mirada de las razones que llevaron al enfrentamiento, y volverla sobre los desafíos que pueden llevar a la reconciliación. Esos desafíos los he expuesto en siete puntos que ustedes conocen muy bien; siete puntos que hemos discutido y enriquecido con las sugerencias y opiniones de los delegados hondureños, pero también de muchas otras personas que nos han brindando su consejo. Con base en ellos, hoy presentamos ante ustedes el Acuerdo de San José, una propuesta concreta que hemos sometido a consideración de ambos sectores.
Son ellos quienes deben decidir ahora si lo han de firmar. Lo presento en mi calidad de mediador, pero sobre todo como alguien que quiere la paz para el pueblo hondureño, el reestablecimiento del orden constitucional y la normalidad democrática en una nación hermana. Creo que hay todavía otras vías para alcanzar una solución al conflicto. Creo también que la mejor vía sigue siendo ésta. Ambas delegaciones pueden acudir aún a la Organización de Estados Americanos o a algún otro foro de diálogo. Pero repito que el tiempo que se nos va de las manos cae sobre las espaldas de un pueblo que clama por tranquilidad. Sobre las delegaciones de Honduras descansa la inmensa responsabilidad de hacer posible el camino, aún en medio de los zarzales del rencor y el resentimiento; aún en medio de las espinas de recuerdos muy recientes. Hay que abrirle camino a la paz y a la democracia, con todas nuestras fuerzas y con todo nuestro entendimiento. Hay que abrirle camino a la paz y a la democracia, porque la alternativa es un despeñadero en donde esperan angustias aún mayores que las que conocemos.
Por eso hoy les pido con respeto, pero con urgencia, que revisen cuidadosamente este documento y reflexionen sobre él. Les adelanto que no es perfecto. En la democracia casi nada lo es. Sí les aseguro que es éste el primer acuerdo en la historia de la humanidad dado a revertir un golpe de Estado por voluntad de los sectores involucrados. Si se llega a firmar, Honduras será el ejemplo legendario de una sociedad que supo poner la reconciliación y la unidad antes que cualquier otro valor.
Quiero agradecerles nuevamente la confianza que depositaron en mí al hacerme su mediador. Desempeñé la tarea con lo mejor de mis capacidades y de la forma en que la entendí. Espero haber cumplido con mi parte. Guardo la esperanza de que las delegaciones hondureñas también sabrán cumplir con la suya.

Muchas gracias.

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