domingo, junio 28, 2009

EL EJÉRCITO DETIENE AL PRESIDENTE DE HONDURAS

La Vanguardia.- Manuel Zelaya ha sido deportado en pijama a Costa Rica dos horas antes de la consulta popular para reformar la Constitución.
Fue un golpe en las sombras, de noche, por sorpresa. Cuando el presidente Manuel Zelaya se ufanaba de que ya había neutralizado los intentos golpistas, fue derrocado y sacado del país en forma fulminante. Tanto que aún vestía el pijama de dormir. Los mismos militares que en la madrugada del viernes aparentemente respaldaron al jefe de Estado, fueron los que le dieron el golpe y lo sacaron a punta de fusil de la casa presidencial para conducirlo a una base aérea; acto seguido lo expulsaron a Costa Rica. Los diputados eligieron por unanimidad a Roberto Micheletti, presidente del Congreso, como nuevo presidente de la República.
Al llegar a San José, Zelaya dijo que seguía siendo presidente constitucional de Honduras. “No pedí asilo aquí. Estoy secuestrado, esto fue un secuestro. Quiero pedirle a la comunidad internacional que pelee por la democracia en Honduras que es pelear por ellos mismos. Dieron un golpe sólo porque un presidente quería hacer una consulta”.
Zelaya exhortó a sus seguidores a seguir pelando por la democracia. “Quiero ver a la Iglesia. Esta no es la voz de los militares hondureños, sino de un grupo de militares y de un grupo de políticos. Mi familia todavía está en Honduras. Pido a la policía que esos militares hagan daño a mi familia”.
En tono enfático, Zelaya explicó su detención: “Me despertaron los ruidos, los balazos, en la madrugada. Me apuntaron al pecho y me dijeron que acatara las órdenes. Le dije al soldado que cómo iba a acatar las órdenes de un superior, el jefe del Ejército, que había desobedecido al comandante en jefe que soy yo. Esto que estás haciendo es contra tu pueblo, contra tu familia.

Ya he hablado con Daniel Ortega, con Chávez Frías. Mañana habrá una reunión de presidentes centro americanos en Managua. Ortega me dijo ‘vente para acá que te vamos a reconocer todos como presidente de Honduras. También se organiza una reunión de presidentes bolivarianos”.

Zelaya pidió al embajador de EE.UU. que aclare si está detrás del golpe. Después exhortó a los soldados a que no apoyen la fuerza del terror, porque “con esta agresión a su presidente están creando un monstruo que no van a poder detener”. “Un gobierno usurpador no puede ser reconocido por nadie. Se quedará sólo”, proclamó.

Zelaya desmintió desde Costa Rica la carta leída a mediodía de ayer en el Congreso hondureño en la que supuestamente renunciaba a la presidencia, junto con su gabinete. “Es falsa esa carta, yo no he renunciado. Esto demuestra que en Honduras no sólo se ha producido un golpe militar, sino que también hay una conspiración política”, afirmó Zelaya.

Un portavoz militar dijo que Zelaya fue detenido “en cumplimiento de una orden de los tribunales para impedir el plebiscito que pretendía realizar en contra de las sentencias del Consejo Nacional Electoral y de la Corte Suprema de Justicia, que lo habían declarado ilegal.
Cuatro comandos de unos 200 soldados rodearon la residencia del mandatario antes de penetrar por la fuerza. Según un testigo que vive cerca, la tropa llegó poco antes de las seis de la mañana. Los militares realizaron cuatro disparos para intimidar. Eduardo Reina, secretario privado de Zelaya, dijo que “un nutrido contingente militar sacó al presidente y se lo llevaron, hubo choques con la guardia personal, con tiros, pero no se produjeron víctimas".
Los militares condujeron a Zelaya a la base aérea de la capital, y desde allí lo expulsaron a Costa Rica. Los militares impusieron un bloqueo informativo. Canales de televisión, públicos y privados, salieron del aire; CNN y TVE también perdieron la señal. Lo mismo pasó con las emisoras de radio. Antes del cierre, el presentador del gubernamental Canal 8 anunció: "Parece que los militares vienen hacia aquí, vayan a la plaza de la Libertad”. En la capital y algunas zonas del país cortaron la energía eléctrica para dificultar las comunicaciones.
Los hondureños habían sido convocados este domingo a una consulta promovida por Zelaya para apoyar convocar una Asamblea Constituyente que reforme la Constitución y permita la reelección presidencial.

El Tribunal Supremo Electoral, la fiscalía, el Congreso, las FF.AA., la Iglesia y la mayoría de los medios de comunicación se oponían a la consulta, en la que veían la intención de Zelaya de perpetuarse en el poder siguiendo los dictados de su mentor, Hugo Chávez. En una reunión con el cuerpo diplomático, Zelaya dijo el sábado que pretendía promover la democracia participativa y dar la palabra a los más pobres.

Aunque el resultado no iba a ser vinculante, desde las instituciones y los partidos se había instado al pueblo a no ir a votar. El giro de Zelaya al populismo izquierdista y su cercanía a Chávez suscitaban crecientes recelos. “Estamos aquí como soldados a la orden de Honduras", le dijo Chávez a Zelaya el viernes, lo que aquí generó amplio rechazo. También causó malestar que Chávez llamara gorila al jefe de las FF.AA., general Romeo Vásquez.

Los militares y las fuerzas vivas de Honduras actuaron de manera expeditiva para cortar de raíz la influencia de Chávez. “Actuamos antes de que fuera tarde. Quisimos evitar que aquí se repitiera el libreto que Chávez marcó a Bolivia y Ecuador, que tantos enfrentamientos ha provocado en esos pueblos”, declaró a “La Vanguardia” Porfirio Lobo, presidente del opositor Partido Nacional.

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