domingo, setiembre 21, 2008

La Huelga Médica

Escribe:
Yomar Melendez Rosas
Abogado
Vice Presidente del MNI
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La semana que acaba de terminar tuvo en la huelga médica su principal acontecimiento polí­tico y social. Miles de profesionales de la salud pertenecientes al MINSA y ESSALUD lograron colocar sus demandas en la agenda nacional y hoy discuten con el Ejecutivo, y otras autoridades, sus respectivos pliegos de reclamos.
La paralización ha permitido que parte importante de la población centre su atención en las gravísimas condiciones sanitarias de nuestro país y en la maltratada profesión médica.
Quizá el permanente abandono económico del sector explica las falencias existentes. Según Uriel García, ex ministro de Salud, el presupuesto nuestro sólo se compara al de Haití­, uno de los países con peores indicadores en sanidad. Aquí­ también funciona la ecuación "a más crecimiento, menos beneficios para los pobreza".
Una rápida visita por hospitales o centros de salud públicos nos ayudará a comprender mejor la situación. Los pagos por atención, por ejemplo, son obligatorios y, el que no posea recursos, debe literalmente dejarse morir. Esto alcanza al 60% de los peruanos que carecen de algún seguro de salud. Paredes despintadas, camillas oxidadas, alimentación para los enfermos que con malabares se logra balancear, equipos médicos casi inservibles y farmacias que pocas veces cuentan con las medicinas recetadas terminan describiendo un panorama francamente catastrófico.
Eso sin considerar las complejas condiciones en las que se desenvuelve un profesional que está obligado a atender a sus pacientes, principalmente por vocación. No es excesivo recordar que el promedio de salario mensual de un médico recién egresado apenas se aproxima a los quinientos (500) dólares. Parece que los ocho años de esfuerzo académico y familiar sirvieran muy poco.
El ministro de salud, cuentista, productor cinematográfico y economista de profesión, lejos de enfrentar los problemas con criterios de inclusión, sobre todo de quienes llevan a la práctica los procesos de transformación, se ha dedicado a lesionar la imagen del médico. Los acusa de trabajar poco y cobrar mucho sin distinguir que las horas de labor en un nosocomio requieren del descanso y la actualización que mejoren la calidad de la atención. Algunos medios de comunicación y también escasos lí­deres de opinión se han sumado a esta campaña, por lo demás pletórica de mentiras, como se demostró al presentar propaganda falsificada que al parecer tuvo su origen en las oficinas del ministerio.
Cual émulo de José Antonio Chang, otro ministro experto en argucias y confrontación, Garrido Lecca pretende poner a la ciudadaní­a contra sus doctores, olvidando que ellos sí­ tienen dignidad y enorme capacidad de lucha.
Lo más seguro es que en los próximos dí­as las reivindicaciones sean tomadas en cuenta, los médicos levanten su huelga y el ministro se vaya a su casa para incorporarse al elenco de una de sus lucrativas películas: Piratas en el Callao.

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