sábado, julio 21, 2007

A propósito de la visita del cantautor y pensador Facundo Cabral

Facundo Cabral nació el 22 de mayo de 1.937 en La Plata, provincia de Buenos Aires, en Argentina. Hijo de Sara y de Rodolfo, los cuales emigraron hacia la Tierra del Fuego, al sur de Argentina. Su padre abandonó a su esposa y sus tres hijos, que emigraron hacia Tierra del Fuego, sur de Argentina.
La infancia de Cabral transcurrió con extremada dureza, hasta el punto de convertirse en un marginal encerrándolo en un reformatorio. Al poco tiempo consiguió escapar y encontró a Dios en las palabras de Simeón, un viejo vagabundo. Se trasladó a Tandil, donde realizó todo tipo de tareas, entre ellas, limpiando veredas y como peón de las cosechas.
En 1.959 ya tocaba la guitarra y cantaba, siendo su ídolo, Atahualpa Yupanqui. Se trasladó a Mar del Plata, ciudad balnearia de Argentina y solicitó trabajo en un hotel. El dueño, al verle con la guitarra le dio la oportunidad de cantar. Así comenzó su carrera dedicada a la música, siendo su primer nombre artístico, “El Indio Gasparino”. Sus primeras grabaciones de índole comercial no tuvieron mayor repercusión, convirtiéndose, más tarde, en Facundo Cabral.
El éxito le llega a Facundo con su canción NO SOY DE AQUÍ, NO SOY DE ALLA, en el año 1.970. Esta canción es grabada por Alberto Cortez, Julio Iglesias, Neild Diamond, Pedro Vargas y otros muchos, cantada en nueve idiomas.
Sus influencias espirituales fueron JESÚS y Ghandi, y en lo literario, Whitman y Borges. Con estas influencias, su carrera toma un rumbo espiritual, crítico, creativo y aleccionador, no en vano, sus ideas incomodan a muchos, esencialmente, a todos los que no le quieren comprender por estar atenazados por las cosas materiales.
En 1.976 deja Argentina para recalar en México. Sus canciones de protesta en busca del amor desde todas las vertientes, le llevan a peregrinar por 165 países en el mundo. Ya, con la doctrina de su vida impartida por casi todo el mundo, regresa a Argentina en el año 1.984 donde ofrece un recital en el Luna Park, lugar reservado para los grandes, consiguiendo un éxito de clamor. Por estas fechas, en los foros más importantes de Argentina, sus actuaciones se cuentan por éxitos.
En 1.994 emprendió una gira mundial junto a Alberto Cortez y, bajo el título de LO CORTES NO QUITA LO CABRAL, conquistaron los teatros más exigentes del mundo, entre ellos, el LINCON CENTER de Nueva York. En esta gira, Cortez y Cabral, entrelazaron el humor, el amor, la poesía y las canciones, dejando, allí donde estuvieron, el regusto por su arte.
Facundo Cabral ha grabado innumerables discos y su persona y obra es conocida en todo el mundo. Como autor literario, ha escrito diez bellísimos libros, tales como AYER SOÑE QUE PODIA Y HOY PUEDO, MI ABUELA Y YO, CONVERSACIONES CON FACUNDO CABRAL, CUADERNO DE FACUNDO, BORGES Y YO, SALMOS, entre otros. En reconocimiento a su constante llamada a la paz y al amor, en 1.996, LA UNESCO, le declaró MENSAJERO MUNDIAL DE LA PAZ.
Facundo Cabral es, ante todo, el más claro ejemplo de que un hombre llega hasta donde quiere llegar. Él, soñó que podía y pudo.

ENTREVISTA A FACUNDO CABRAL

Pensemos que, Facundo Cabral, el hombre que durante tantos años viviera en el mundo, ahora, por culpa de su enfermedad, está recluido en ese “capricho de su corazón” como él definiera al Buenos Aires del que se enamoró siendo muy niño.
A pesar de soportar, como él confiesa, la derrota de su cuerpo, su corazón sigue vivo, su mente tan lúcida como de costumbre y, su alma, relajada y en paz, siempre, a la espera de la decisión de Dios, si acaso, para recibir, la última palabra del Altísimo. Su voz es más cálida que de costumbre; su verbo sigue siendo pausado, como con la tersura de unas oraciones increíbles en las que, poco a poco, desgrana sus sentimientos a favor del que tiene la fortuna de escucharle, como me ha ocurrido a mi, en esta bendita fecha. Sabemos de sus carencias físicas porque él las confesara puesto que su voz, como digo, desgrana los sentimientos de siempre. Uno tras otro, hemos abordado los temas más candentes de la actualidad y, en su caso, nada es más actual que su propia vida; una vida plagada de recuerdos, de vivencias que, millones de seres en el mundo, jamás lograremos, ni siquiera en sueños, respecto a lo que él ha vivido y ha amado por el mundo. El mundo y sus gentes le enseñaron y le dieron todo lo que es: un hombre libre, ante todo. De por allí, en los lugares más recónditos, encontraba Facundo un motivo para vivir, una lección para aprender y, pasados los años, según su propia confesión, Cabral dice ser el alumno de la vida. Atrás quedó, en las reminiscencias de su pasado, aquel cantor que amaba la libertad de sus hermanos y que, sus canciones, paradigma de la lógica protesta contra las injusticias, fueron forjando en él, al poeta, el humanista, el hombre que detesta las doctrinas de los hombres y que ama a Dios por encima de todos los seres vivos.
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¿Cómo se encuentra, maestro?
Sin fuerzas; las piernas no me quieren llevar, pero mi corazón sigue vivo, mi mente está lucida y, a pesar de todo, le sigo dando gracias a Dios por haberme permitido vivir y haber sido lo que soy.
¿Qué le han dicho los médicos?
Al parecer, respecto a mi enfermedad, la ciencia ha hecho todo lo que estaba en sus manos. Ahora, solo queda esperar.
¿Esperar qué, maestro?
El devenir de la vida y, aceptar, ante todo, los designios de Dios para que él decida sobre mi vida o mi muerte.
¿Se siente resignado?
Muchísimo. Tengo paz, siento que mi alma está completamente relajada y, de este modo, no me importa en absoluto aceptar la decisión del que todo lo puede.
He podido averiguar, maestro, que en breves días, un doctor hindú, de Bombay, del que me han hablado muchísimo y bien, acude a Buenos Aires a visitarle porque, con usted, quiere obrar el milagro de su curación. ¿Es cierto lo que le digo?
Es verdad. El doctor, del que no recuerdo su nombre, a instancias de un amigo norteamericano, vendrá a visitarme y, como dices, quiere curarme.
Y ante esta noticia, ¿está usted ilusionado?
Yo estoy resignado de todo y ante todo. Lo que llegue a partir de ahora, amigo Pla, todo serán ganancias. Ya te contaré en breves fechas.
Dijo usted, en repetidas ocasiones que, no le importaba morirse. ¿Sigue creyendo lo mismo? Y se lo pregunto ahora, en su trance más difícil.
Claro. Nada me aferra a este mundo; nada de lo material, como les ocurre a millones de seres en la tierra que, a la hora de su partida eterna, les duele dejar todo aquello que han obtenido, en ocasiones, vete tú a saber cómo y de qué manera. Yo voy liviano de equipaje por el mundo; si acaso, antes de iniciar el último viaje, sólo me ilusionaría despedirme de todos los amigos en el mundo y, ante todo, que estos miles de folios que tengo escritos, cayeran en buenas manos.
¿Le quedan fuerzas para escribir?
Algunos días sí; otros, le dicto a un amigo y, mis experiencias, las vamos plasmando para que, mis herederos, es decir, la humanidad, se encuentren con el legado de lo que ha sido mi vida.
Me contaron, maestro, que le está escribiendo usted a un ahijado suyo una especie de diario. ¿En qué consiste?
Es cierto. Se trata de un muchacho de 10 años de edad al que, en su honor, estoy relatándole pasajes de mi vida puesto que él, con toda seguridad, hará un uso admirable de todo lo que caiga en sus manos con relación a mi humilde persona.
Me temo, maestro que, en su largo peregrinar por el mundo, en su vida se dio cita un enorme milagro. Usted comenzó con aquellas canciones protesta en la inefable búsqueda de un mundo más justo y, más tarde, durante muchos años, se convirtió usted en un sabio enseñando por esos caminos del mundo que tantas veces recorrió. ¿Es cierto?
Fui, de un lado para otro, recorriendo, de este modo, ciento setenta países en los que, de cada lugar, intentaba quedarme con lo mejor para contárselo a mis hermanos en el mundo. Mi vida, como explicas, resultó ser un bendito peregrinar puesto que, el mundo y sus gentes, me enseñaron lo que aprendí.
Según se explica, queda claro que, usted aprendió en la “universidad” de la vida. ¿Se siente dichoso por ello?
Es verdad que, la vida, como tal, no me dio muchas oportunidades o, si se quiere, me las dio todas; según se mire. Caminé y aprendí, mi tarea más bella. En el fondo y en la forma, le sigo dando gracias a Dios por haber nacido en el seno de una familia pobre puesto que, de este modo, tuve arrestos para forjarme mi vida, la que yo decidí y por la que nadie me impuso nada.
En su persona, maestro, se han producido hechos fantásticos que, posiblemente, muchas gentes desconocen. Sus textos han sido traducidos a innumerables idiomas, entre ellos, al hindú. ¿Cómo se explica que, un hombre como usted, alejado de los circuitos comerciales, al margen del estereotipo de lo que exige la sociedad actual, haya logrado usted semejantes éxitos?
Todo lo que ha ocurrido en mi vida, posiblemente, ha llegado porque yo jamás busqué el éxito. Quise cantar y decir y, posiblemente, mis palabras quedaban grabadas en el corazón de las gentes, de ahí el énfasis por divulgarlas. Y tú eres el ejemplo de todo lo que digo puesto que, desde esa España a la que admiro y quiero, propagaste mi nombre con ese libro admirable al que titulaste MI ENCUENTRO CON FACUNDO CABRAL, algo que me llegó hasta el fondo de mi alma puesto que, como te dije, fuiste la primera persona en el mundo que escribió un libro en torno a mi vida.
Ahora, maestro, con todo lo que usted ha vivido,¿no siente pena por no haber dejado que las casas comerciales divulgaran más su obra?
Por supuesto que no. Nunca busqué la riqueza personal, pero si la de mi alma y, a su vez, en los teatros del mundo, en las universidades y en todos los foros donde actué, explicar todo aquello que había aprendido por el mundo. Soy lo que siempre fui: un vagabundo “ flir class”. Siendo así, de nada me hubiera servido la riqueza material puesto que, nunca lo hubiera gozado puesto que, mi vida y mi persona, la han pasado deambulando por este bello planeta llamado tierra.
Sus metáforas, maestro, suenen bellísimas pero, ¿se asemejan a la realidad?
Por supuesto. Viví como sentí; dije aquello que practicaba y, que no te quepa duda de que, mis lecciones, si se pueden considerar como tales, calaban en el alma de las gentes porque, ante todo, rezumaban verdad. Dije que era un vagabundo “flir class” y, era cierto. Como lo era el mimo a que me sometían mis amigos, por ello, nunca necesité casa ni coche porque lo tenían ellos que me llevaban y albergaban.
Es altamente bello cuando dice usted que, su vida, sin Chesterton, Octavio Paz, Rulfo, Borges y otros muchos, no hubiera sido nada. ¿Cuándo descubrió usted a estos genios?
Quise ser cantor pero, a su vez, un amigo mexicano me inculcó la afición por la lectura y, el día que descubrí tanta grandeza escrita, comencé a ser feliz. Y fíjate que, a medida que transcurrían los años, la propia vida me obsequiaba con regalos maravillosos, inolvidables, como era, por ejemplo, ser amigo de Juan Rulfo, de Octavio Paz, de Borges, a los que tú has citado. He sido, soy un afortunado por todo lo que he vivido.
Y, en estos recuerdos, maestro, no podemos olvidarnos de la Madre Teresa, ¿verdad?
La Madre Teresa es una mujer inolvidable; una mujer que, si en vida fue grande y enigmática, tras su muerte, alcanzó el grado de mito puesto que, tanta belleza dentro de su ser pudo cautivar al mundo. Guardo, en mi alma, el recuerdo de su amistad y, como dato curioso, el otro día vinieron a visitarme dos hermanas de su congregación las que me recordaban en mi último viaje a la India, precisamente, en lo que fue mi último encuentro con la madre.
Maestro: ¿Siente que su final puede estar cerca?
Siento que estoy débil, que los médicos poco pueden hacer ya, aunque espero, con resignación y en paz, la última voluntad de Dios en torno a mi persona.
¿Espera usted el milagro de su recuperación física?
De Dios lo espero todo. Nunca olvides que, en mi vida, amigo querido, se han dado cita muchos milagros. Si ahora se produjera el milagro de mi recuperación, no sería para mi nada extraño.
Que Dios le siga bendiciendo, maestro.
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Entrevista realizada por el equipo de Solidaridad.Net

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