martes, abril 10, 2007

Sobre el Potencial Económico de nuestro país

Es por todos conocido que cuando hablamos de “Potencial Económico” no sólo nos referimos a los diversos recursos con los que cuenta un territorio, pues si fuera así, nos bastaría con numerarlos uno por uno. A lo que esencial y principalmente nos estamos refiriendo es al mejor uso de estos recursos, basados en el conocimiento de nuestra ubicación geográfica respecto del mundo, de nuestra capacidad tecnológica y en el diseño de una cabal y acertada estrategia para su explotación.

Algunos autores, como por ejemplo Castro Contreras, hablan de identificar cuatro potenciales principales, entre los que ubican a los sectores: agrario, minero, pesquero y turístico.

Sobre el potencial del sector agrario, es fácil observar que nuestro país no está explotando coherente, acertada e íntegramente este potencial, puesto que se mantiene a este sector al margen de cualquier proyecto nacional, desprotegiéndolo de los efectos directos de la integración económica en la que nos encontramos, y en la que recursos agrarios del exterior, que cuentan con apoyo de sus Estados, compiten desigualmente, con los nuestros. No se tiene en cuenta que nuestra tierra cuenta con la mayor diversidad de micro climas en el mundo, que existe una experticia milenaria en su quehacer diario, que somos un país agro productor por excelencia, que hay una demanda mundial que podemos atender con productos de alta calidad en su forma y contenido, que contamos con una variada selección de frutas y verduras que no están siendo promocionadas ni explotadas y que no existen en otra parte del mundo, entre otros factores más.

En la actualidad, el problema del abandono del agro por el Estado ha originado que este sector no pueda sostener un precio que le permita crecer, aniquilando así la producción nacional y dando paso a una indiscriminada importación de productos, los que muy bien podríamos producir con mejor calidad y durante todo el año.

En el caso del sector minero, los límites superan la imaginación más fantástica, pues en nuestro país, de las aproximadamente 86 millones de hectáreas que cuentan con un potencial minero, 83 millones son hectáreas no estudiadas. Sumado a esto, y sin lograr reconocernos como uno de los 7 distritos mineros más grandes de mundo, nuestra labor minera se ubica tan sólo como una exportadora de materia prima sin refinar, lo que abarata aun más su costo, convirtiéndonos únicamente en una simple “despensa mundial”, mas no en un país competidor ni industrial. Las pocas concesiones otorgadas por el Estado a empresas extranjeras son concesiones para explotar, mas no para procesar ni industrializar lo explotado, originando que el país se vaya quedando sin recursos y tenga luego que importarlos, aun cuando en un primer momento los exportó. Un ejemplo claro de ello es el de la Minera Yanacocha, de propiedad del grupo Newmont, la cual ostenta el título de ser la segunda minera de oro más grande del mundo. Los recursos minerales que esta empresa extrajo en Cajamarca durante el 2002, según Prompex, son exportados íntegramente, sin darle ningún tipo de valor agregado, hacia Suiza (54,25%), El reino Unido (40,42%) y Estados Unidos (5,34%)

En el caso del sector pesquero, debemos de incidir sobre la imperiosa necesidad de industrializarlo y no quedarnos en el rubro artesanal. Si tomamos en cuenta los innumerables recursos marítimos con los que cuenta nuestro mar y lo contrastamos con la escasa tecnología para explotarlos, la falta de grandes puertos donde se procesen estos productos, el nulo apoyo a la pesca y la indiferencia del Estado para institucionalizar su situación, por ejemplo con una Ley de puertos, nos encontraríamos con una realidad cruda, en la que todo un potencial está siendo mal utilizado, aprovechándose de ello los demás países.

Pareciera que el Estado no estuviera evaluando la inmensa demanda internacional por productos que muy bien podríamos estar exportando y no aprovechara su ubicación estratégica en esta nueva etapa del comercio mundial por el Océano Pacifico, ni se reconociera como nexo entre el norte y el sur de América.

Otro de los sectores potenciales es el turístico, donde un país que teniendo una de las historias más apasionantes, milenarias y mágicas, no está preparado para aprovechar de ellas al máximo. Nuestra escasa masa de turistas, comparada con países europeos, que no cuentan con un pasado como el nuestro, nos demuestra que este sector, al igual que los antes mencionados, no cuenta con el apoyo del Estado y no está siendo parte de un urgente Plan Nacional de largo aliento, que reconozca en estos sectores la posibilidad de ubicarnos en un estadio de futuro desarrollo, removiéndonos del estadio de desidia, abandono, olvido y estancamiento en el que actualmente nos ubicamos.

Finalmente, de lo expuesto, podemos concluir que no basta con poseer grandes recursos para pensar que somos un país rico. Hoy la frase no debe quedarse en que “somos mendigos sentados en un banco de oro”, sino que, debe reformularse para dejar de ser mendigos, convirtiéndonos en maestros, con disposición de una tecnología adecuada y un Plan específico que nos ayude a convertir ese “banco de oro” en un sinónimo real de desarrollo.
Dimitri N. Senmache Artola
Presidente de la CEDDH – Perú, Asociación Civil
Miembro de Foro Generacional

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