miércoles, julio 19, 2006

Irak, un pueblo que sigue sufriendo

La guerra en Irak, iniciada hace ya más de tres años (19 de marzo de 2003), sigue causando miles de pérdidas humanas de inocentes, de niños y niñas, de familias enteras. Y al parecer, nos hemos vuelto tan insensibles a ello, tan inhumanos que ya no nos sorprende escuchar por algún noticiero la explosión de un coche bomba, ni el atentado en algún café o mercado de dicho país y ni la incursión violenta de las tropas norteamericanas que dejan detrás suyo mucha muerte y destrucción.

Al parecer, todo ello nos ha saturado tanto que nos ha vuelto ciegos a esa realidad. Ya nadie se manifiesta, ya nadie dice nada.

¿Qué tanto puede hacer en nosotros la miseria que pueda volvernos miserables?.

En nuestro país, la violencia política nos hizo vivir más de 20 años de guerra interna. Ello a mucho de nosotros nos volvió insensibles y ¿cuál fue el resultado? la desaparición de pueblos enteros, la tortura de muchos de nuestros hermanos campesinos, el fratricidio diario que sólo nos hacía cambiar de canal para pensar que no éramos parte de todo ello.

Luego la Comisión de la Verdad nos enseñaría que el cerrar los ojos no nos transporta a ningún lugar, ni mucho menos nos ayuda a resolver el problema y que sólo nos hace creer, sin sustento alguno, que la muerte y la guerra no estará nunca cerca a nosotros.

Por ello, para no olvidar que la guerra aún está presente, que la violencia nos es cotidiana y no por ella es menos violencia, como una forma de renovar nuestra protesta por una guerra tan injustificada y absurda, reeditamos un artículo sobre la guerra en Irak, escrito por nuestro compañero Dimitri Senmache, presidente de la CEDDH – Perú, y que fuera publicado en diversos medios nacionales y extranjeros, con la esperanza de que algún día cercano se convierta en un artículo en desuso, parte de un pasado tan lejano que sólo sea parte de algún estudio arqueológico.

Ayer: los pueblos de América; hoy: Irak; mañana:

Asia y el mundo

Es triste para todos, en especial para los jóvenes, presenciar diariamente el exterminio de una Nación hermana como la del pueblo de IRAK. Ver cómo la ambición de poder y dinero, cómo el odio a un pueblo, cómo el deseo de gobernar el mundo y de colonizar la tierra, pueden estar por encima de la vida de inocentes, de mujeres y niños.

Empezaremos diciendo que nos encontramos frente al derrumbe de una era, estamos quizá frente al fracaso del sistema democrático y al inicio de un neo sistema colonial que tendrá como único anhelo aniquilar todo espíritu de verdadera libertad e independencia. Lo único que no acaban de entender aquellas personas auspiciadoras de la muerte y el terror es que el espíritu humano de libertad ha demostrado ser más fuerte que los misiles teledirigidos, esos que son “tan inteligentes” que acaban con los sueños de niños, con las esperanzas de una madre, con el futuro de una familia, con la vida de una Nación.

No es casual que sean las monarquías de España (*) y Gran Bretaña, y el gobierno hijastro de ésta ultima, los que hoy pretendan “liberar al mundo” del “demonio” que gobierna Irak, un país tan empobrecido, al que han bloqueado económicamente y que despierta, por su petróleo, la codicia de muchos. Y es que fueron estas monarquías las que con la consigna de “catequizar, convertir al cristianismo y liberar al nuevo continente de idolatrías”, arrasaron y exterminaron pueblos enteros, acabaron con la cultura y robaron sus riquezas minerales. Pero entonces, qué los diferenciaba de ser simples criminales y viles ladrones?. La diferencia era que ellos estaban “ungidos y bendecidos” por la iglesia católica, apoyados por los reyes de sus tierras y tenían el poder.

Y es que las que hoy son grandes potencias, fueron en el pasado (y quizás no han dejado de serlo) los piratas que aterraron los mares y los esclavistas de etnias africanas. Del robo, el genocidio y la trata de pueblos como los de América y el África hicieron sus fortunas. Con ese oro, esa plata y la venta de esclavos construyeron sus imperios y financiaron sus masacres. No fue su sistema “democrático” el que los convirtió en potencias, sino la sangre de inocentes.

El Perú y América no fueron una excepción a esta crueldad monárquica e imperialista. Si revisamos nuestra historia, veremos que nuestros antepasados, por ser diferentes en religión, en administración de su Estado, en su lengua, en su cultura, fueron catalogados de salvajes, idólatras y peligrosos para el mundo. Por ello ‘nos hicieron el favor” de desaparecernos, extirpando todo rastro de lo que ellos suponían era demoníaco. Por esta razón hoy nuestra voz no puede ni debe ser ajena a la protesta mundial y repudio internacional frente a la violenta y brutal agresión que los “Aliados” (pero del señor Petróleo) vierten hoy sobre suelo iraki.

Hoy, luego de la caída del Muro de Berlín, se nos dice que vivimos en un mundo unipolar. Eso no es cierto, el mundo sigue estando dividido. En un lado están aquellos corruptos, ladrones, genocidas y amantes de la muerte. En el otro, la humanidad entera, los pueblos del mundo que luchan por su libertad, la vida, la paz, la esperanza e inocencia de un niño. De este lado, de este último es que estamos los jóvenes del Perú, de Latinoamérica, del pueblo conciente de los Estados Unidos, del Continente Americano, del mundo entero.

Resulta irónico que hoy los llamados misiles “Tomahawk”, que son lanzados para exterminar una raza como la iraki, lleven el nombre de un instrumento que fue utilizado por una raza como los Siux, indios de América del Norte, que fueron vilmente asesinados y desaparecidos de la faz de la tierra por los hoy “héroes de la libertad”.

Mañana seguirán otros pueblos, otras Naciones, otros Estados, quizás Siria, Libano, Arabia Saudita, Corea del Norte o la China. Las razones? Habrán muchas y en abundancia, y CNN será el encargado, una vez más, de difundirlas minuto a minuto hasta que estemos totalmente convencidos de que la muerte de hombres, niños y mujeres inocentes, provenientes de una tierra muy lejana, es por nuestro bien y por el bien de ellos. Finalmente, los muertos “no deberían quejarse” porque recibirán la “caridad bondadosa” de una campaña tan “humana” como la de “Petróleo por alimentos”.

Pero la historia nos ha enseñado mucho, y una de estas cosas es que todos saben quién, cuándo y cómo se inicia una guerra, pero nadie sabe quién, cuándo y cómo termina. Lo que sí podemos decir, sin temor a equivocarnos, es que luego del miércoles 19 de marzo de 2003, el mundo es otro, y los modelos que hasta hoy gobernaron por años nuestra forma de pensar, ver el mundo y de regirnos como Estado, empiezan a cambiar. Lo más triste en este cambio será sin duda alguna el fracaso de las Naciones Unidas, de su débil Secretario General y de algunos gobiernos del mundo por buscar la paz (si es que alguna vez la buscaron).

(*) El gobierno español del presidente José Luis Rodríguez Zapatero anunció, el 14 de abril de 2004, el retiro de sus tropas en Irak. Dicho retiro fue parte de su compromiso durante la campaña presidencial frente al entonces presidente y candidato para la reelección José María Aznar.

Dimitri Nicolás Senmache Artola
Analista Político y
Presidente de la CEDDH – Perú, Asociación Civil
dsenmache@yahoo.es


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