domingo, diciembre 11, 2005

Una democracia más cerca de los jóvenes

Escrito por:
Javier Barreda Jara
.
Desde las marchas universitarias de fines de la década de los 90 hasta las elecciones generales recientes, hemos visto una creciente participación de la juventud en la política. Desde 1992 y por más de cinco años, la juventud se sumergió en una resignación a los hechos consumados o en una pasiva expectativa sobre lo que el fujimorismo podría resolver. El pico de popularidad fujimorista tuvo una relación inversa con la movilización juvenil. Por ejemplo, la intervención de las universidades comprimió la participación estudiantil. Y de esas radiantes movilizaciones juveniles de fines del fujimorismo no se formaron nuevas organizaciones políticas, como ocurre en las etapas de transición hacia la democracia.
En su ensayo “Viejas y nuevas formas de la ciudadanía” (CEPAL, Abril 2001) Martín Hopenhayn afirma que la juventud latinoamericana posee más información y mayores medios de comunicación interactiva, lo que los hace más capaces de ejercer diversas formas de ciudadanía; “pero sus reclamos de derechos sociales asociados al bienestar y a la calidad de vida chocan contra el muro opaco del mercado, el desempleo y la exclusión”. El desencanto juvenil ante la década fujimorista confirma para el Perú lo descrito.
En las elecciones pasadas, tanto el APRA como “Perú Posible” ofrecieron políticas en relación a este plural sector poblacional y usaron como vías comunicativas una serie de íconos especiales juveniles para llevar su mensaje. Alan García y Alejandro Toledo apelaron al voto de quienes durante toda una década habían sufrido la pérdida de las posibilidades de realización y progreso. A propósito, la revista de Redess Jóvenes (Número 5, mayo 2001) ha sistematizado las propuestas electorales hacia “las y los jóvenes” por parte de ambos partidos, muchas de éstas innovadoras.
La renaciente democracia tiene el desafío de satisfacer demandas reales de la juventud (empleo, educación, salud, etc) y a la vez abrir canales fluidos de participación y vigilancia de éstos nuevos ciudadanos. Nos referiremos a lo segundo: la democracia que hemos recuperado conjuntamente, requiere de partidos y de proyectos políticos coherentes con liderazgos definidos. Sin embargo, es poco probable que los electores, sobre todo jóvenes, se sientan completa y permanentemente representados por los partidos que pugnaron por el gobierno. La relación es más encantadora con los candidatos.
Ante ello, los partidos existentes deben desarrollar una acción más intensa para impulsar el protagonismo juvenil en su conducción nacional y local. Ampliar la legitimidad de la democracia implica que actuales proyectos políticos sean refrescados con ideas innovadoras enunciadas por liderazgos nuevos. Pero ello no basta.
Es necesario que se formen nuevos espacios y movimientos juveniles con programas específicos y contenidos plurales, con creativas y flexibles formas de comunicación y acción; que convivan, coincidan, se alíen o compitan con los partidos ya existentes. La globalización, la revolución de las comunicaciones y los nuevos sujetos y demandas plurales modifican constantemente la acción política. Es en este sentido que consideramos loable la propuesta de refundar política y partidos en el Perú. Esta refundación implica nuevas formas de organización, de participación, de presión y de ejercicio del poder. Ello hará que la democracia se acerque más a la juventud y resista eficientemente a cualquier embate autoritario.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal